Reforma en la fachada de San Agustín


                       Hoy ha concluido la modificación  en la fachada de San Agustín del Real, que quedó afectada por el terremoto de 2016. Se ha reconstruido la espadaña, en donde estaban las campanas, que también habían caído. Se ha modificado la cota de las cruces griegas, separándolas del edificio y dándoles mayor altura y solidez a todo el conjunto. También se han cambiado las rejas de los ventanales.

                      En 2015 se modernizó por completo el interior de la única nave de la iglesia y se cambió la disposición del altar y del espacio disponible. Hace solo un año se renovó toda la cubierta, muy afectada por la corrosión y la humedad. Se renovó también el espíritu de la parroquia, reintroduciendo el culto al Cristo de Limpias, liquidado en 1989 por el sacerdote Jesús Hurtado. Se ponía fin así a un paréntesis de 36 años.

                     Surgida desde un barracón de Intendencia y habiendo tenido varios emplazamientos en distintos lugares del barrio, como el de la calle Castilla, fue desde sus orígenes una parroquia de los Padres Paúles. Sin embargo, la llegada a la Diócesis de Málaga del obispo Jesús Catalá Ibáñez, supuso el inicio de profundos cambios en el orden eclesial melillense. El obispo de Málaga es proclive a remover de modo constante y continuo a los sacerdotes diocesanos, lo que causa profundos desórdenes tanto en las parroquias como en los propios sacerdotes, que se ven privados del necesario arraigo en sus comunidades. Nunca se sabrá si esto es un hecho positivo o no, pues en la mayor parte de las veces rompe los vínculos entre los fieles y su párroco.

                       La parroquia de San Agustín es la que administra un mayor territorio, pues integra el barrio del Real, el del Hipódromo, el Industrial más los peñones e islotes de soberanía española. Siempre ha sido la más rica en donaciones, exornos y la más populosa, llegando a tener 5 pasos procesionales. Esto trajo como consecuencia que fuera la más afectada por los rigores de la devastación iconoclasta (1974-1989), sufriendo la venta tanto de todos sus enseres procesionales como de sus imágenes titulares.

                  La retirada de todas las imágenes, la cárcel de los santos y la despoblación de la feligresía, culminaron con el abandono de la comunidad Paúl de su parroquia más emblemática en el año 2011. La retirada del busto del Cristo de Limpias marcó el inicio del viaje hasta el fondo, que solo se remontaría con la llegada del padre Rafael López Cordero, artífice de su reflotamiento.

               La buena noticia de la culminación de la obras de remodelación de la fachada y espadaña, ha quedado marcada por otro hecho del que ahora mismo no hay perspectiva suficiente para conocer su alcance, y es la retirada del busto del Cristo de Limpias que bendijo el obispo malacitano, y sus sustitución por otro del que nadie sabe su procedencia, pero que carece de autenticidad y arraigo.

 

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Las campanas ardientes de San Agustín


      El libro de Las Confesiones de San Agustín siempre ha estado en mi casa, era un libro familiar presente en casi todos los hogares, del que jamás había leído página alguna. Mi interés por sus confesiones surgió de leer a Wittgenstein, que estaba fascinado por ese libro. Tras encontrar esa puerta de entrada, suelo releer y buscar en sus confesiones alguna cosa que me sea útil. Es muy interesante todo lo relacionado con la herejía de los maniqueos.

                         La prodigiosa vida de San Agustín

    Agustín nació en Tagaste, lo que hoy sería Túnez, en el año 354 de Nuestra Era. Durante un largo tiempo se dedicó a una vida licenciosa, narrada por él mismo en «Las Confesiones». Dedicado a la lujuria, al robo, a los amores deshonestos, o como él mismo decía: «Al gusto por hacer el mal». Durante años visitó todos los lupanares de la costa africana, o las ciudades más famosas por tener los más atractivos de todos ellos: «me revolcaba en su cieno, como si se tratara de un ungüento oloroso». Aborrecía las Sagradas Escrituras por aburridas y se convirtió en seguidor de una herejía, la maniquea.

     San Agustín muestra claramente dos cosas, una es la perniciosa influencia que ciertas cosas, aparentemente buenas y bellas, pueden tener sobre los blandos espíritus de los adolescentes. La otra es la gran importancia que tienen «las compañías» sobre los jóvenes. Esta última es la gran preocupación de cualquier padre o madre. Agustín tuvo una madre, Mónica (que acabaría siendo santa), que anduvo detrás de él, no dejándole solo en sus fechorías e intentando mitigarlas en todo lo posible. Al final consiguió detener la loca carrera de su hijo, aunque tuvieron que pasar más de diez años para ello. Agustín vió una luz durante una predicación de San Ambrosio.

      Desde ese momento, se convirtió en un exégeta de las Sagradas Escrituras y en firme azote de toda herejía, especialmente duro fue con la que había sido su secta nodriza, la de los maniqueos. A partir de ese momento y además de explicar claramente cuales son los caminos que conducen al «pecado», ideó  La Ciudad de Dios, un lugar imposible y a salvo de todo mal. Actualmente, proliferean en todas las religiones, grupos que intentan preservar a los suyos de todo mal, o de todo contacto con el supuesto «pecado». Construyen oníricas ciudades de Dios, en las que si hay algo ausente no es el pecado, y sí la presencia de Dios, en cualquiera de sus múltiples interpretaciones.

     Si San Agustín enseñó algo, y enseñó muchas cosas, fue que tanto el bien , como el mal, debe ser descubierto por uno mismo. De lo que hay que dotar a las almas de las personas, es de instrumentos para  discernir ambos caminos,  incluso de que después de haber caído en el malo, uno sepa darse cuenta y rectificar su rumbo. Aún así, muy pocas cosas pueden evitarse, pero se debe intentar.

                  Iglesia de San Agustín en Melilla

    Fue un anterior almacén del anexo cuartel de Intendencia, comprado por los vecinos del Real y convertido en Iglesia en 1938. Este año han conmemorado el 75 aniversario de la fundación de la parroquia.     El pasado domingo al tomar la curva del la iglesia en dirección al centro de la ciudad, pudo observar que el reflejo solar del ardiente julio, provocaba un efecto óptico que parecía incendiar las campanas. Parecían arder en llamas figuradas.

La dirección prohibida de San Agustín


                                   El paso de cebra escondido

        Toda la señalización vertical, la horizontal, e incluso la lógica, indican que en este tramo inicial de la calle del General Villalba, junto a la iglesia de San Agustín, indican que sólo se debe circular en dirección ascendente, hacia la calle de Altos de la Vía, sin embargo, algunos vehículos enfrenten el sentido mayoritario del tráfico, en dirección de regreso hacia la calles Jiménez e Iglesias, procedentes de las dependencias parroquiales del final de la calle, o de la guardería infantil de las Damas y Luisas de Marillac. Normalmente uno no se espera que puede tener tráfico frontal en este punto de la calle, llegando a producirse situaciones peligrosas en algunos casos. ¿Es posible una incongruencia así?.

         Nada indica que se puede circular en sentido contrario, no hay señalización alguna, ni horizontal ni vertical que lo indique, pero los coches vienen desde el fondo del callejón. Así pues, nos encontramos en una situación en la que no está prohibida esa doble circulación, pero tampoco está permitida. La lógica indica que no se debería permitir semejante incongruencia, y que es algo que debería ser solucionado de modo inmediato. Las dependencias de la Policía Local y del área de Seguridad Ciudadana apenas están a 100 metros. Es insólito que no se haya definido ni resuelto una situación así, que permanece inalterable desde hace años. La desidia es absoluta. Todo se deja a su suerte hasta que se produce un accidente grave y entonces ya se actúa.

        No hemos encontrado indicios de que se pueda circular en sentido contrario desde el fondo del callejón, es más, no hay marca divisoria alguna sobre el asfalto, o señalización vertical, que lo autorice, ni ninguna señal de advertencia de que en ese determinado tramo exista la posibilidad de circular en doble sentido. Solo hay una división de la superficie de rodadura en el primer tramo, sin aclarar si es un doble carril en el mismo sentido de la circulación, o un doble sentido muy restringido.

        Tras mucho buscar, solo encontramos una señal de Ceda el Paso casi escondida entre las hojas de un ficus y una farola con su globo roto. No hemos resuelto la duda sobre si está prohibido o autorizado el circular en ese doble sentido.

La cárcel de los santos. Iglesia del Real


“El humo de Satanás se ha colado por una rendija dentro de La Iglesia”. Pablo VI

           Siempre me intrigó esa frase, dicha por un Papa, porque los Papas hablan pero no siempre aclaran las cosas, o quizá, sus dichos sólo son entendidos con el paso del tiempo. Cuando empecé esta investigación sobre el arte religioso en Melilla, mis pretensiones eran mucho más modestas, realmente uno nunca se sabe con qué cosas se va a encontrar cuando empieza un trabajo.

           En 1974 se suspendió la Semana Santa en Melilla, el hecho es sorprendente y aunque sucedió en otras partes de España. Lo que siguió a esa suspensión tiene un alcance más amplio y hunde sus raíces en la herejía iconoclasta que asoló el Imperio Bizantino en el siglo VIII.

            En Melilla dos iglesias sufrieron el rigor iconoclasta en modo extremo: La Iglesia del Sagrado Corazón y la de San Agustín del Real. En ambas se destruyeron imágenes sagradas y retablos donde décadas de fervor popular habían colocado vasijas, adornos, exvotos, jarrones, imágenes privadas, tapices y todas aquellas formas de exorno con que las personas muestran agradecimientos personales a las imágenes veneradas en las iglesias. En todas las demás se destruyó todo el patrimonio y enseres que habían acumulado las cofradías en siglos de existencia y se ocultaron las imágenes.

            Solo la Iglesia Santuario de La Virgen de La Victoria o Iglesia del Pueblo se salvó de este “terror azul” gracias a la decidida intervención de los Capuchinos o de al menos alguno de ellos, porque algunas voces señalan a Fray Eulalio Valverde como uno de los más fervientes iconoclastas, ordenando la destrucción del púlpito, una joya de mármol de Coín.

          Al frente de La Iglesia en Melilla se encontraba el sacerdote Salvador Guirado Tamayo, Vicario y párroco del Sagrado Corazón, en cuya iglesia se liquidó además de todo lo señalado, un púlpito de madera noble. Otros apuntan hoy en día, a que la liquidación iconoclasta fue culminada por el Vicario Lorenzo Orellana.

            Tras la escabechina, en la que por las noches no eran infrecuentes las llamadas a los párrocos para advertir del hallazgo de un santo o Virgen en un contenedor, algunas personas piadosas escondieron imágenes o adornos sagrados en sus casas y que procedieron a devolver pasado el furor hereje. Otros no las devolvieron nunca y hoy componen los patrimonios artísticos de muchos.

             En cualquier caso, las imágenes no volvieron nunca a sus altares, a sus retablos o a la veneración popular y quedaron abandonados y olvidados y las iglesias quedaron vacías, tanto de imágenes como de fieles.

           Muchos, los más conservadores, culpan de esto al Concilio Vaticano II  y a sus reformas, otros a que esas reformas no fueron entendidas, pero de lo que no parece haber duda, a decir de los expertos, de que esa fue la grieta por la que penetró “el humo de Satanás dentro de La Iglesia”, como advirtiera el Papa postconciliar Pablo VI.

       A esto se añade el hecho de que el Papa impulsor del Concilio Juan XXIII, cayera fulminado antes de su finalización, lo que redunda en la idea del desacuerdo divino.  Las reformas del Culto propuestas por el Concilio Vaticano II advertían de que en las Iglesias sólo podrían estar presentes o en modo principal, las imágenes de Cristo y su madre, La Virgen María, pero a nadie se le ocurrió tirar a los pozos los estandartes cofrades o eliminar, incluso de modo físico, las imágenes de los santos, como sucedió en Melilla.

            Sería el Padre Gonzalo, sacerdote Paul,  el que pasados algunos años abriera una alacena situada sobre uno de los salones parroquiales y descubriera “la cárcel de los santos”. Allí y en otros escondrijos se hallaban apiladas mas de 20 imágenes sagradas. Para un hombre de Iglesia la sorpresa debió ser sobrecogedora. Cubiertas de polvo, tapadas con plásticos, algunas rotas, se encontraban todas las imágenes que habían llenado la otrora atestada Iglesia del Real.

Melilla. El enigma del Cristo de Limpias


         Nada sabía de este tema hasta el año 2006, cuando mi amigo Pepe Vacca (q.e.p. d.), me desveló esa historia y otras muchas de un aspecto de la realidad cultural y religiosa melillense, a la que nunca había prestado atención. Sin su aportación jamás hubiese podido hablar de la iconoclástia, de los «pasos perdidos del Real» y de tantas y otras cosas, entre ellas estaba la historia del Cristo de Limpias en Melilla. El último día de su vida nos vimos por la mañana en su despacho de la Cámara de Agentes Comerciales, al despedirnos y leerle un artículo que hablaba de él y en el que estaba muy interesado, me dijo: » Te lo voy a contar todo, cuando terminemos, lo sabrás todo». Falleció esa misma tarde, yo me enteré al día siguiente por la mañana, (sic.).

          Todo lo que me ha pasado en relación con esa búsqueda apenas puede explicarse. Cuanto más cerca creía estar de la solución del enigma, del destino final de la venerada imagen de la parroquia del Real, entraba en un callejón sin salida. Cuando me «olvidaba» de ella, reaparecía del modo más insospechado, como estas navidades. Justo el día antes de irme de vacaciones, una colaboradora de Manos Unidas se me acercó y me dijo que tenían un busto del Cristo de Limpias, pero que al estar rotas las espinas de la cabeza no podían venderlo en el rastrillo navideño. Me dijo que si me interesaba y que si la quería, y claro está, dije que sí. Es la imagen que muestro.

         Durante un tiempo busqué y compré casi todo lo relacionado con el Cristo de Limpias, del que se editaron libros de investigación e incluso novelas, en la década de 1920. Luego el franquismo se apropió de su leyenda y la corrompió, como hizo con casi todo lo que tocó.  La imagen del Cristo de Limpias acabó convertida en un estandarte del fascismo religioso español y fue muy criticada, lógicamente, por los republicanos de izquierdas, que ironizaron sobre el uso que hicieron de la imagen y de su leyenda, pues le atribuían una milagrería ridícula.

            Todo lo que sé del culto al Cristo de Limpias en Melilla ya lo he contado, bueno, todo no, porque no he contado cual es su paradero final. Recuerdo unos días antes de su fallecimiento, una conversación con Pepe Vacca y como hablamos de los dos posibles nombres que barajábamos como destinatarios finales de la imagen. El «soplo» final me lo había proporcionado una anciana que iba diariamente al Centro de Mayores: » Pregunta a …XP……., él lo tiene, se lo dio su padre, que vivía muy cerca de la iglesia de San Agustín».

          Luego surgió otro nombre, el de ……YG, que también había vivido en el Real, pero que ahora vive o está vinculado al Bº de La Victoria. Por supuesto que yo sé los dos nombres y he hablado con ambos. Uno me negó que lo tuviese, el otro no lo negó nunca. Ambos son buenas personas. Ambos han desempeñado cargos de representación en el Ayuntamiento de Melilla.

          Es una ecuación con sólo dos incógnitas. Para mí, una está completamente despejada. Ya se ha cumplido la primera condición para el regreso del cristo de Limpias al Barrio del Real y es que los Padres Paúles ya no están allí. Quien guardó el Cristo de Limpias, prometió no volver a la iglesia de San Agustín mientras estuvieran allí los Paúles. Ambos no pisan por allí, aunque uno lo tiene y el otro no. De uno se habla mucho, pero no lo tiene, del otro no se habla, pero lo guarda. Solo él puede decidir su regreso a San Agustín del Real. Su lugar, como se muestra en la foto, conserva sus huellas.

        La imagen ya no corre peligro alguno y hay muchos que darían su último suspiro por volver a contemplarla, como la anciana que me dio el soplo,  Josefina C.

     Nota: Hoy he recibido un críptico mensaje en el mail, indicándome quien tiene la imagen, solo en iniciales, y que coinciden con el nombre que me proporcionó Josefina. Por eso he rescatado la historia. Ya está todo dicho. Yo he hecho mi trabajo, ahora que otros hagan el suyo.

El Nazareno del Real


La talla del Nazareno del Real también está en Balerma

                   Cualquiera que visitase  la interesante Exposición sobre el V Centenario del Peñón de Vélez de La Gomera pudo preguntarse cómo un Nazareno del siglo XVIII, propiedad o del Estado o de la Iglesia y que estaba en la originaria capilla del Peñón, como se apreciaba en la foto a gran tamaño que se encuentra a la derecha del Nazareno, pudo acabar en una Iglesia de Balerma, y cómo una magnífica custodia de plata bicentenaria, pudo acabar en el Ayuntamiento de San Roque.

              Para intentar aclarar la respuesta hay que empezar diciendo que territorialmente la parroquia del Peñón de Vélez dependía administrativamente de la Iglesia de San Agustín de Real, con lo que al finalizar el poblamiento civil en los peñones, las iglesias fueron desmanteladas y sus enseres distribuidos entre las parroquias de las que dependía administrativamente en Melilla.

              Dos exposiciones pusieron de manifiesto las dos cosas más importantes que investigué entre 2007 y 2008. La exposición del aniversario de la iglesia del Sagrado Corazón evidenció los daños del período iconoclasta (1974-1989), osea, la destrucción y desaparición de imágenes sagradas en Melilla.

                    A la Iglesia le gustan sobre todo los panegiristas y los hagiógrafos, pero recela e impone trabas a quién pretende sólo descubrir la verdad. Lo sucedido tras la suspensión de La Semana Santa en 1974 supuso un grave atentado contra el patrimonio artístico-religioso de Melilla, porque aparte de estas imágenes que fueron objeto de comercio y transacción por el dinero, hubo también robos o sacra rapiña, que denomine así  por pertenecer al ámbito de lo religioso, tanto  lo robado como lo desaparecido.

               Lo llamativo es que en 30 años nadie se preocupase de catalogar o de buscar lo que fue robado, lo vendido y lo destruido. En el ambiente eclesiástico nadie puso freno a tanto desmán, nadie alzó su voz contra los sacerdotes que consintieron la venta y enajenación de imágenes, objetos de culto y adorno, nadie en definitiva se ocupó del asunto. A parte de todo, lo sucedido supuso en grave acto contra la Fe de las personas, que vieron cómo sus imágenes desaparecían,o  eran robadas o literalmente destruidas.

          Todavía hoy me sigue llamando la atención y no puedo explicar el espeso silencio que cubrió y aun sigue cubriendo todo lo sucedido. Quizá Imparcial pueda sacarnos de alguna duda o aclararnos algunas cosas.

       Nota: La talla del Nazareno del Real estuvo durante 90 días en la Exposición de Gaselec. No lo fotografié en Balerma porque estaba desmontado para su restauración. La Custodia del Sol volvió a Melilla, a través de la Fundación Melilla Monumental y puede verse en el Museo de Arte Sacro.