El 5 de mayo de 1918 era domingo. La iglesia del Sagrado Corazón no estuvo acondicionada hasta algunos días después, justo cuando llegó a la ciudad el entonces obispo de Olimpo y auxiliar de Málaga, monseñor Manuel González. El culto al Sagrado Corazón es una devoción de inspiración jesuítica. Necesidades y obligaciones pastorales del obispo de la Diócesis de Málaga y Melilla, monseñor Jesús Catalá Ibáñez, han obligado a adelantar unos días la conmemoración litúrgica del centenario del templo arciprestal de Melilla, pero eso constituye un detalle menor.
El centenario o primer centenario de una iglesia o de un edificio es muy importante, porque es el que le abre la puerta de la historia, equivale casi a una nueva inauguración. Muchas edificaciones no llegan a esa efeméride, sobre todo en Melilla, dada la pobreza de los materiales con los que fueron construidos todos los edificios de «la expansión del territorio». En 1927, la prensa de Melilla se hacía eco de un derrumbe en parte del techo de la nave y de algunos desperfectos más. El entonces Vicario del templo, don José Casasola, ya había comunicado al obispado la situación de la iglesia.
Llegar al centenario no es nada fácil, pues son muchos los acontecimientos que se producen a lo largo de 100 años, incluso en el propio año del centenario o en los inmediatamente anteriores, como el año 2016, el del gran terremoto de Melilla, y cuya huella, en forma de grietas, todavía pueden observarse en los gruesos muros del templo arciprestal.
El templo ha sido adornado y revestido de una iluminación especial para la ocasión. El obispo Catalá Ibáñez ha dirigido una misa concelebrada de todo el clero de la ciudad y de otros significados eclesiásticos de la Diócesis. La procesión litúrgica se ha iniciado en el lado de la epístola, para dirigirse hacia el altar mayor por el pasillo central, como mandan los cánones, con el obispo cerrando la procesión con mitra y báculo.
La efeméride ya ha llegado y está cumplida. El Vicario episcopal Roberto Rojo ha sido acompañado una vez más por el obispo titular de Málaga, que tenía especial interés en acudir a esta señalada conmemoración, cuyo inicia se ha marcado hoy, con esta ceremonia litúrgica de «acción de gracias».
Hoy se cumplen 7 años exactos desde la primera publicación del Alminar de Melilla. El azar, el destino han unido los dos aniversarios.
El temporal del año 1927 fue mas cruel que el último terremoto. Arrancó las chapas de plomo del chapitel, levantó muchas tejas y hundió parte de la bóveda central sobre el púlpito.
Ese mismo año, tras la explosión del Fuerte de Cabrerizas Bajas, el Vicario Eclesiástico mandó abrir las puertas del templo para acoger a los damnificados.
Ahora, esta iglesia, necesita obras de emergencia; para sanear las bóvedas y las grietas producidas por el terremoto.
7 años! Un número con unas connotaciones tan especiales!
Y también se cumplen hoy 200 años del nacimiento de Marx. Cuántas casualidades del destino o vaya usted a saber.
Hay una fina urdimbre Isa, que no acertamos a comprender ni adivinar, hasta que se ve por sí misma.
Gracias amigo y hermano Imparcial. Hemos llegado hasta aquí, pese a muchos. pero Aquel a quien servimos, nos quería en este lugar.
Discurriendo sobre qué pensamiento de Marx podía poner aquí para conmemorar esta fecha, se me ha ocurrido este que tiene el mismo significado que otro que se repite con frecuencia en el blog solo que en términos evangélicos.
“Es en la práctica donde el hombre tiene que demostrar la verdad, es decir, la realidad y el poderío, la terrenalidad de su pensamiento. El litigio sobre la realidad o irrealidad de un pensamiento que se aísla de la práctica, es un problema puramente escolástico.”
Segunda tesis sobre Feuerbach
Cosas de la urdimbre…
Enhorabuena!!