Hacia el final de la sanidad melillense
A Melilla solo se puede llegar desembarcando o aterrizando en ella, por eso hemos escogido ese verbo. La llegada de un grupo sanitario tan solvente como el catalán Echevarne es en principio una noticia positiva. Sin embargo no lo es, el que eso suponga la desaparición de la Clínica de Tomografía Computarizada de Mariano Remartínez Buera. Esto supone el fin del modelo sanitario de profesionales melillenses o radicados en la ciudad. Cada vez es más estrecho el abanico de profesionales de la medicina a los que acudir. Los traslados a Málaga son cada vez más numerosos, tanto para acudir a consultas como para recibir tratamientos. Esto supone un coste adicional cada vez más abultado para el sistema de Salud de Melilla, además de los riesgos que suponen para el paciente.
La Clínica de Mariano Remartínez fue sometida a un fuerte acoso o seguimiento por parte de la anterior dirección del INGESA (Instituto de Gestión Sanitaria) en Melilla, que llevó a la anulación del concurso de prestación de servicios sanitarios y diagnósticos, del que habían resultado adjudicatarios o ganadores. La denuncia que revocó la prestación de servicios partió de la Consejería de Sanidad de Melilla, cuya titular es la diputada local Paz Velázquez. Sin el flujo de pacientes provenientes del Hospital Comarcal y de las compañías privadas, no hay actividad sanitaria sostenible en Melilla.
El seguimiento consistió en revisar con lupa cualquier deficiencia de la clínica, como la altura del lavabo, o el desnivel de la rampa de acceso para discapacitados, el grosor de los muros de aislamiento, o la situación de las máquinas emisoras de radicación. Esas deficiencias fueron consideradas como un «fraude al concurso» , y sin embargo se obviaron hechos relevantes como que el tomógrafo de la clínica es uno de los más potentes del mundo, y solo hay otros 4 instalados en España, o que el scanner instalado sea el más moderno de los exsitentes en la ciudad, e incluso la presencia permanente en la ciudad de los radiologos que revisan las pruebas.
Además de estos hechos, se retrasaron hasta el tiempo límite del pago las facturas emitidas por la clínica, inmovilizando así una parte importante del capital con la que se sostenía. También se les retuvo la fianza depositada para la prestación del concurso, o se les negaba de modo sistemático el pago de pruebas complementarias, como «las difusiones». Esta es una prueba necesaria en las resonancias.
La reducción de personal hasta el mínimo posible, la reducción de jornada, o la inversión de recursos propios, solo ha servido para aguantar dos años. El mes de febrero será el último de actividad de la Clínica de Mariano Remartínez.
El desembarco de Laboratorios Echevarne
Mariano Remartínez es un profesional de la sanidad militar (médico internista y radiológo) que merecería haberse retirado con los máximos honores y reconocimientos, tanto sociales como profesionales. Sin embargo, estamos en una ciudad cicatera, que solo recompensa a personas que llevan casi toda su vida fuera de Melilla, y a la que acuden de manera ocasional y esporádica.
Los Laboratorios Echevarne surgen en 1958 en la ciudad de Barcelona, como laboratorio de análisis clínicos y actualmente cuenta con 46 centros repartidos por toda la geografía peninsular. La llegada a Melilla ya se ha producido al integrar a los laboratorios Lamas en su holding sanitario que ya incluye a la Clínica Sagrada Familia, la Mutua Maz y el Centro Médico Maestranza. También cuenta con la Fundación Fernando Echevarne, entre cuyos vocales se encuentra el abogado Miquel Roca, uno de los padres constitucionales.
Mas de medio siglo de medicina radiológica desaparecerán en el ya cercano mes de febrero. Dos hermanos de carreras paralelas y conjuntas (Enrique y Mariano), separadas por la entrada del primero en el mundo político en 1991. Sin pretender entrar en ningún otro tipo de consideraciones familiares o personales, el inesperado final del Scanner de Remartínez, supondrá el descenso de un escalón más en la calidad diagnóstica y asistencial del paciente melillense, que se verá obligado a viajar fuera, a pagarse tratamientos con cargo a su peculio o a sufrir los riesgos que suponen los traslados aéreos en urgencias médicas.
Los equipos diagnósticos de Remartínez, serán sacados de Melilla, tras los acuerdos firmados por los socios de la Clínica y los Laboratorios Echevarne. Ellos sí han sabido apreciar la calidad de los equipos instalados. Sobre el futuro de la sanidad melillense poco puede decirse. Lo único que nos mantiene con vida es el Hospital Comarcal, los profesionales médicos y sanitarios (enfermeros/as y auxiliares de clínica) que allí trabajan, y en todos/as los que todavía piensan que la medicina y la sanidad pública son una vocación, y que siguen trabajando en condiciones de completa saturación, en todos los centros ambulatorios de la ciudad, aparte del propio hospital.
Mientras se sigue hablando del absurdo de la ampliación del puerto, Melilla no tendrá nuevo hospital hasta 2022, como muy pronto. El modelo que llega es otro.
Nota:https://elalminardemelilla.com/2017/07/03/la-situacion-sanitaria-de-melilla/
Gravísimo hecho que a esta ciudad llena de cobardes sin el menor coraje, gobernada por unos soberbios lerdos, incapaces e ignorantes parece no importarle lo más mínimo.
Desde aquí mi agradecimiento más grande a Mariano y Enrique y a todo su equipo con mi reconocimiento como dos grandes de la Medicina.
jajaja, soberbios lerdos. Me he reído un buen rato, efectivamente. Al menos, que quede la comedia…
Cierto. Estamos ante una ciudad humillada y doblegada ante una tiranía carente de moral política.
Moral y Política son antónimos, por conseguir el poder, por no perder los buenos sueldos…. se pacta incluso con el diablo…
La Sanidad al final es un negocio, y solo interesa que sea barata sin importar otra cosa… En los contratos sanitarios debería de prevalecer la Calidad del Servicio a un puñado de euros… al final el perjudicado es el enfermo…
Es una vergüenza que dejemos escapar a este grandisimo profesional y una pena para todos los melillenses. Es un asco que los politicos tengan que intervenir en nuestra sanidad siempre para perjudicar al usuario. Movamosno, no permitamos que esto ocurra.
Ya ha ocurrido, Carmen. Melilla se ha rendido.
Es una verdadera pena. Teníamos los mejores médicos y aparatos
.perdemos mucho. Gracias Mariano
Me parece magnífica la fotografía que ilustra la noticia de las clínica y los restos del desmontado de los adornos navideños. Muy elocuente.
Gracias doblemente, por el elogio y por fijarte. Tenía una visita médica y me acerqué por allí. Me comunicaron el triste e inminente cese de actividad del scanner, así que decidí hacer unas fotografías. La casualidad quiso que en ese momento empezaran a amontonar los adornos navideños y me pareció una coincidencia que le añadía más significado.
Ahora, tienen que quedar muy claros los motivos y los responsables del cierre, que no son otros que la Consejería de Sanidad de Melilla y la Dirección Territorial del INGESA en la etapa de gobierno de Mariano Rajoy.
La consecuencia es muy clara y directa: Tras el desmonte de la clínica ya no podrán presentarse al próximo concurso de prestación de servicios diagnósticos con el INGESA. Los equipos serán desmontados y llevados fuera de Melilla. Este quiere decir que los próximos adjudicatarios del concurso están ya señalados. No hay más.
Claro, así es mucho más fácil que no se equivoquen los concursos. Ya no habrá más oportunidades de escuchar buena Ópera, tampoco la célebre Tosca. Eliminando al rival, hay menos dolor de cabeza para la «estabilidad», el 50% del programa electoral del desgobierno local (el otro 50% es el miedo al moro)