Las Religiosas Adoratrices, Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Caridad, fueron fundadas en 1856 en Madrid por Micaela Desmaisières y López de Dicastillo, con el siguiente objetivo: Contribuir a mejorar la calidad de vida de mujeres en situación de prostitución y/o víctimas de Trata de Personas mediante un proceso de desarrollo humano, formación integral, capacitación desde el enfoque de derechos, trabajo en red institucional y la búsqueda de alternativas laborales que la comprometan en la transformación de su entorno familiar y social. Una fundación increíblemente moderna para su época.
La fundadora pertenecía a la aristocracia española, y era una dama de Corte, abandonará esa actividad por completo tras visitar el Hospital de San Juan de Dios y ver la crudísima realidad de las mujeres sometidas a la prostitución. En apenas unos años tendrá creada su fundación, en la que se integrará con el nombre de Madre Sacramento. Para los usos de la Iglesia Católica, alcanzará el estado de beatificación en 1925, y el de santidad en 1934; a cuyo santoral pertenece con el nombre de Sta. Mª Micaela (15 de junio).
Las Religiosas Adoratrices en Melilla
Con el Ejército de África establecido en la ciudad desde 1908, si en algún lugar había mujeres sometidas a la esclavitud de la prostitución, era precisamente este. Llegaron a Melilla en 1938 y se establecieron en la ya desaparecida Casa del Reloj, antigua sede de la Feria Internacional de Muestras del Protectorado Español. Allí permanecieron hasta la mitad de la década de 1960, cuando se trasladaron al nuevo convento y colegio de la frontera de Beni-Enzar.
En 1953 se inauguró en el barrio de La Victoria la nueva iglesia de Santa Mª Micaela, sin embargo, las Religiosas Adoratrices no participaron de ese nuevo templo, al que se llevó la imagen de la Madre Sacramento, en donde permanece desde entonces. Las obras del nuevo convento, Iniciadas por la Alta Comisaría, se demoraron mucho, tanto que en 1956 desapareció el propio Protectorado Español de Marruecos. Costó mucho tiempo acabar las nuevas instalaciones, de las que apenas hicieron uso durante una década (1963-1972), pues abandonaron la ciudad en esa última fecha.
Pese al objetivo básico y principal de las Religiosas Adoratrices, que recibieron el premio de Derechos Humanos Rey de España en 2015, su colegio y talleres se convirtieron en uno de los más prestigiosos de la ciudad, por cuyas aulas pasaron centenares de jóvenes melillenses. Pese a sus tres décadas de estancia en la ciudad, quedaron pocos testimonios de ellas, siendo hasta el día de hoy unas grandes desconocidas.
Hoy, desde El Alminar, y gracias a la aportación de Boira, una lectora y colaboradora del blog, ofrecemos y compartimos unas fotografías que empezarán a llenar ese espacio de desconocimiento y de olvido. Desde nuestra ciudad se trasladaron a Almería, en donde siguen al frente de su convento y colegio.
Nota:https://elalminardemelilla.com/2012/03/04/el-convento-de-adoratrices-de-melilla/