El panteón de la Guerra de Margallo


Las Guerras de Melilla

No es que fuera la guerra del General Margallo, fue la guerra de los límites, o la de Sidi Ouariach (1893-94), contras las cábilas que residían siempre en los terrenos que circundan lo que se conocía como campo exterior.. Se resistieron a abandonar sus tierras seculares, y a dejar el santuario de Sidi Ouariach dentro del territorio español. Estalló la guerra y España se vio sacudida por un nuevo conflicto bélico, que llevaría ya un nombre que nadie olvidaría nunca, el de Melilla. El 28 de octubre de 1893, las fuerzas españolas estaban cercadas en el fuerte de Cabrerizas Altas*.

En una maniobra desesperada, tres oficiales españoles recibirán la Cruz Laureada de San Fernando: Miguel Primo de Rivera, Juan Picasso y Lucas Hernández. El gobernador de la Plaza, el jefe de la fuerzas militares de la ciudad, Juan García y Margallo también sale del fuerte, recibiendo una certera bala de un tirador rifeño en la cabeza. Su muerte sacudirá a la nación, y dará nombre a esta absurda guerra. Un año después, el general Martínez Campos firmará la paz con el Sultán de Marruecos. En los primeros años del siglo 20, se construirá el panteón que ahora vemos y que alberga los restos de aquel conflicto, que obligó a retranquear la frontera española, para dejar el cementerio histórico rifeño en territorio marroquí. La cifra oficial de bajas fue de 70 muertos y 122 heridos, pero en España nunca se creyeron esas cifras. La mayor parte de los caídos en ese conflicto están ahí enterrados.

El panteón solo se abre en noviembre, de modo oficial, con guardia de honor, en el Día de Difuntos. Hoy se encontraba abierto por razones de mantenimiento. Es necesario abrir las puertas y la cripta para secar el agua que humedece las paredes, especialmente tras días de lluvia. La cripta en donde reposan los restos de Margallo está a tres metros bajo la tierra. Solitaria y en silencio todo cobraba un aspecto distinto.

Solo 15 años después, el 27 de julio de 1909, otro lugar geográfico resonaría en la nación española, el Barranco del Lobo. La explotación de los minerales de Uixan forzó la penetración militar española en la zona limítrofe en la ciudad. El Regimiento de Madrid había desembarcado esa mañana y se dirigió hacia el monte Gurugú. No se sabe muy bien si se trató de un error táctico, de una equivocación. El caso es que el general Guillermo Pintos y todo el Regimiento de Cazadores de Madrid fue abatido en ese día. El desastre del mítico barranco, tan cercano, puso del revés a todo la Nación. Barcelona se sublevó, al negarse a una nueva leva de reclutas para su embarque hacia Melilla. La Semana Trágica fue una conmoción política que ha quedado fijada en la historia de España con ese nombre. El pueblo estaba harto del continuo goteo de muertos de los hijos de las clases populares, alistados como soldados, para el enriquecimiento de las grandes familias de la burguesía española.

Este es el otro gran nombre que hace muy interesante y especial este mausoleo. Aquí está enterrado el general Pintos, y gran partes de «los restos anónimos», de soldados caídos en aquel combate. Restos que no pudieron ser identificados nunca. Hijos de madres que jamás volvieron a verlos. Como siempre, tradición en el Ejército de España, no hay cifras oficiales de bajas. Se habla de un millar, pero nada es seguro.

La cripta tiene unas escaleras de difícil acceso. La gente de Melilla le rinde culto a las ánimas. Hay restos de velas encendidas en el pasado mes de noviembre. El silencio es sobrecogedor en esta pequeña cripta. La cripta conserva el calor en invierno y resulta fresca en verano. Es la temperatura de la tierra, que acoge a todos estos muertos sin nombre. Todavía estremece ese «Tu esposa e hijas» sobre la lápida del general Pintos.

Nota: *Cabrerizas Altas, la gran novela de Ramón J. Sender.

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Las novelas malditas


 

                                         Melilla, de Imán a Metropol

                 Melilla y sus tierras, fueron para varias generaciones de soldados de reemplazo, el Afganistán español, al igual que el territorio afgano fue el Vietnam ruso. En Vietnam, el ejército más poderoso del mundo, el de Estados Unidos, fue derrotado sin llegar a perder una batalla importante, al igual que sucediera con los soviéticos en Afganistán. Se habla de las Guerras de Marruecos, aunque también pudiera escribirse «las guerras de Melilla». El equivalente al Barranco del Lobo marroquí es en Afganistán el túnel y desfiladero de Saalang. Estas experiencias colectivas de las naciones, generan un leyenda propia, que se incorpora a la cultura del país, ya sea mediante la literatura o las canciones.

                        Las novelas malditas serían aquellas en las que nadie se reconoce, ya sea de modo individual o colectivo, o en las que nadie quiere reconocerse, pese a su indudable valor histórico. El valor poético y mítico de las guerras de Melilla, no casan con lo reflejado en Imán de Ramón J. Sender. La advertencia de unos soldados a otros: «el sargento hoy barrunta vino», es excelsa. ¿Cuántos muertos costaron las campañas marroquíes?. No hay cifras, pese a haber pasad0 ya más de un siglo, aunque pueden calcularse en unas 20.000. Las víctimas mortales del ejército estadounidense se cifran en 58.000, mientras que las del soviético se cifran en torno a las 15.000. La duración de los tres conflictos bélicos se sitúa entre los 10 y 20 años.

                     En la parte que nos toca, La forja de un rebelde de Arturo Barea, puede ser considerada como la mejor novela épica de las guerras de Marruecos. Lo que no es comprensible, pero sí explicable,  es que el aragonés Ramón J.Sender, no tenga nada dedicado en nuestra ciudad, pese a la probada solvencia de su obra, y a que lo que narra está escrito desde su propia experiencia en Melilla.

                        Una novela o libro maldito es aquel en el que nadie quiere reconocerse, o que describe una realidad no asumible. ¿Es Imán una novela maldita?. Posiblemente, aunque cabrían posicionamientos favorables y contrarios. En la que no creemos tener dudas es en Metropol, de Ramón Ayerra, la novela de los soldados de reemplazo en Melilla. La novela se centra en una cafetería que ya no existe, y de la que jamás existirá una placa que recuerde su emplazamiento, pese que marcó toda una época de la ciudad, y que además fue objeto de un atentado o intento del mismo. El otro libro que también entraría dentro de la categoría estudiada, es la recopilación de artículos de Ricardo Crespo, bajo el nombre de Melilla en el Aire. Hoy puede escribirse o incluso hablar de ellos, pero en su momento no. Ricardo Crespo fue el redactor del concepto de «melillismo», de ese modo especial de vivir y desenvolverse políticamente en la ciudad, que hace que sus más acérrimos e intransigentes representantes, lleven ya décadas fuera de su perímetro de 12,5 kms². Es lo que en el argot de los melillenses que sí residen en la ciudad, hasta el último de sus días, llaman hacer «buchaca».

Nota:https://elalminardemelilla.com/2014/12/23/el-barranco-del-lobo/