En memoria de Salvador Ramírez


                Conocí a Salvador Ramírez cuando él trabajaba en el Diario de la Costa del Sol y yo era Secretario General de las Juventudes Socialistas de Melilla. Hablamos pues de 1986. Eran tiempos muy convulsos, en plena efervescencia del movimiento reivindicativo de los rifeños melillenses por sus derechos civiles. Al concluir de modo precipitado mi actividad política, perdí el poco contacto que tenía con él. Su siguiente destino fue la Jefatura de Prensa de la Delegación del Gobierno con Manuel Céspedes. Los tiempos seguían igual de convulsos. La derecha agitó siempre las aguas turbias del nacionalismo melillense en contra de la Delegación socialista. Sus siguientes destinos ya fueron todos dentro del mundo de la prensa, en donde era muy apreciado y querido. Todavía recuerdo en el diário Sur su artículo sobre Carlota Leret, en uno de sus viajes a Melilla en busca de la memoria y el cuerpo de su padre, el comandante aviador Virgilio Leret*.

           Sobrevivir y mantenerse a flote en medio de esas aguas era difícil y Salvador Ramírez lo consiguió. Poco a poco y en diferentes cambios de lugares de trabajo lo consiguió.  Fue sacando lo mejor de sí mismo, que era mucho. Gran comunicador, perfecto ante las cámaras de televisión, probablemente el medio más difícil. Nunca dejaba huecos, siempre tenía un dato, un comentario o alguna anécdota que cubría el silencio del entrevistado. El tiempo tapa cualquier error cometido y siempre se nos recuerda por lo último que hacemos, esa es la imágen que dejamos a la posteridad.

         Grandísimo aficionado y entendido del mundo taurino, y de él, de nuestras conversaciones en los dos últimos años, me quedará la imagen de su inmensa valentía ante «el toro de la muerte». Se plantó en medio de la plaza y lo desafió con un temple al alcance de muy pocos. Trabajó y escribió casi hasta el último día de su vida. La última vez que lo ví iba entrevistando por la calle acompañado de su hija Mª José, convertida en su ángel guardián y protector. Adoraba a su hija, a la que ha transmitido todas sus virtudes periodísticas y personales. Salvador Ramírez era uno de los pocos soplos de libertad que todavía quedaban en Melilla. Como decía Séneca: «El hombre que sabe morir, no sabe ser esclavo». Que tu reposo sea apacible, apreciado camarada.

   Nota: * «Carlota busca a su héroe», de Salvador Ramírez. Diario Sur, 15/02/2004

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6 comentarios en “En memoria de Salvador Ramírez

  1. En lo poquísimo que le he tratado, me ha parecido una persona muy vital y amigable.
    Hoy me ha impresionado ver su necrológica en la prensa. Descanse en paz.

  2. En memoria de Salvador Ramírez
    Quedo impresionado ante la noticia de tu muerte, mi querido amigo.Juntos pasamos muchas horas en la terraza de la cafetería El Puente del Mineral.Tú me escuchabas, y juntos reíamos. Hasta que la risa se tornó en llanto.Entonces, tú lloraste conmigo.Y entendistes mi silencio.Gracias por la amistad que me brindaste.Y por tu sonrisa.Ya estás con Dios en el cielo.

  3. Lamento profundamente la pérdida de Salva. Le conocí desde sus inicios en el «mundillo» de la prensa allá por los años 80 en el desaparecido «El Telegrama». Luego nos tratamos ocasionalmente y siempre me dejó la impronta de su positivismo. A toda su familia y a todos sus amigos os mando mi abrazo y mi recuerdo positivo de Salva. Que Dios lo premie.

  4. http://www.meliya.com/index.php?accion=1&id=1159

    A MI BUEN AMIGO SALVADOR RAMÍREZ VELEZ

    Hoy en mi vida ha habido de todo, mientras que me daban la buena noticia aprobación de la Concesión de la Medalla de Oro de la Ciudad para nuestro buen amigo el oncólogo granadino Dr. D. José Luís Gª Puche, me encontraba en la habitación de mi inolvidable y querido amigo Salvador Ramírez.
    Han sido muchos momentos vividos con el y su familia en esa habitación del Hospital. Hoy ya está descansando el luchador incansable por la vida, pero…no pudo ser. Yo me quedo con los mejores recuerdos tuyo querido amigo Salva, con nuestras conversaciones, y ocurrencias tuyas que eran muchas.
    Nunca te agradeceré bastante amigo Salva, las cosas tan bonitas que con esa buena pluma que te caracterizaba, siempre has escrito de mi y de mi familia, y ese preciso reportaje y vídeo que nos hicistes en la renovación de votos de los 40 años de matrimonio ¡ Son tantos y buenos recuerdos ¡…pero lo que nunca olvidaré, ni te agradeceré bastante allá donde te encuentres, es la admiración y cariño que sentías por mi hijo Gonzalo, …tú , si que has sabido valorarlo, nunca te importó ensalzarlo cuando “ ALGUNOS “ lo intentaban desprestigiar como persona y como profesional, dándole puñaladas por la espalda como solo ellos saben hacerlo.
    Dejas una maravillosa mujer, Pepa, increíblemente valiente ante las adversidades que la vida le ha puesto por delante, he tenido la oportunidad de conocerla mucho más en estos tristes momentos vividos, y unos hijos Salva y Mª José que te adoran y que no se han separado de tu lado en los peores días de tu vida ¡ Ahí han estado los tres al pié del cañón ¡.
    Solo alguien como tu puede ser tan afortunado como lo has sido tu hasta el final de tu existencia.
    Me gustaría que por favor me reservaras un rinconcito en ese cielo maravilloso en el que ahora descansas para cuando llamen a mi puerta, comunicándome que ha llegado mi hora.
    ¡ Siempre te recordaremos con un inmenso cariño la familia Carmona Muñoz.

    DESCANSA EN PAZ SALVA TE LO MERECES.

  5. Casi cinco meses más tarde leo está nota hacia la memoria de mi padre.No puedo más que agradecer emocionada las preciosas palabras que dedicas desde tu alminar.Uno de los últimos libros que leyó fue «Una mujer en la guerra de España» siempre sintió debilidad por la causa de Carlota.Por eso y sin miedo a equivocarme puedo asegurarte que mi corazón se ha estremecido al leer en la misma frase su nombre,Salvador, y aquello por lo que luchó y fue su firma …LA LIBERTAD. Recibe un abrazo muy grande y un beso.Mariajosé Ramírez.

  6. Gracias a tí y tu respuesta, Mª José. Comentarios tan sentidos como el tuyo, hacen que esta actividad de escribir merezca la pena. Veros a los dos juntos, en busca de entrevistas y opiniones callejeras, era una de las imágenes más agradables de la profesión periodística de Melilla.

Acostúmbrate a sufrir con paciencia las contrariedades, a escuchar en silencio lo que desagrada, a estar sosegado entre los turbulentos y a permanecer tranquilo entre el estrépito del mundo.

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