La memoria de La República


La lucha por la memoria de Carlota Leret O´Neill

     La República fue vencida, y su memoria ultrajada y enterrada, hasta tal punto, que el diccionario de la Real Academia Española sigue recogiendo esta acepción: «lugar en donde reina el desorden», en lo que es clara una antinomia, república y reinar.

        Cuando alguien, en este caso Carlota Leret, quiere recordar y rescatar la memoria de sus padres, debe demostrar que no  alberga, ni le embarga, el más mínimo deseo de revancha, aunque sea desde el punto de vista histórico. Lo que queda de manifiesto, en los herederos ideológicos y biológicos del franquismo, es que siguen sin perdonar a los derrotados.

        Solo así puede entenderse la cadena de afrentas que ha recibido Carlota Leret en su última visita a Melilla. El patronato de la UNED le denegó la publicación del libro Romanza de las rejas, pese a que es una obra mundialmente conocida. La Consejería de Cultura y sus entidades adláteres, le denegaron la posibilidad de que «Las romanzas» fueran leídas en el renovado fuerte de Victoria Grande, lugar en donde estuvo presa su madre, la escritora Carlota O´Neill y en donde escribió sus romanzas.

           Son actos con una gran carga simbólica, y ese es el motivo por el que le han denegado los permisos. Por eso mismo,  nadie se atreve a dar la cara y decir: yo fui el que denegó el permiso a Carlota Leret. Siguen detentando y ostentando sus cargos de representación pública, pero ya sin honorabilidad política alguna. Lo sucedido con Carlota en Melilla, no tiene justificación de ninguna clase. Una ciudad que se comporta así, no puede aspirar, ni merece convertirse en Patrimonio de la Humanidad.

                        La dignidad de Encarna León

         Fue un  ejemplo digno de ser señalado y reconocido. La escritora malagueña afincada en Melilla, presentó en ese mismo lugar (Victoria Grande), un poemario el pasado 24 de abril. Ese fue el precedente por el que Carlota Leret solicitó la presentación de libro de su madre en ese siniestro lugar. No por afán de revancha.

           Encarna León podría no haber acudido a la presentación, celebrada en la UNED el pasado 12 de noviembre. Sin embargo, sí lo hizo y aguantó el chaparrón crítico que una «dolida Carlota» le echó encima. No solo hizo eso, sino que esperó pacientemente hasta el final, se acercó hasta Carlota Leret y allí mantuvo una charla con ella, en la que le ofreció sus disculpas por lo sucedido, y le recalcó que ella también que el lugar idóneo para la presentación era  Victoria Grande.

                             La romanza de las rejas

         La presentación del libro de Carlota O´Neill es el epílogo a quince años de lucha de su hija Carlota, por recuperar tanto la memoria de la escritora (su madre), como la del comandante aviador Virgilio Leret (su padre). Ha conseguido ambas cosas. Su nombres son ya inmortales, e incluso la propia Carlota es historia viva. Como ella dijo en un momento dado, dirigiéndose a los asistentes: Piensen que están ante la única testigo del inicio de la Guerra Civil en Melilla. La afirmación resultó demoledora. Además de sus amigos, Carlota estuvo acompañada por su hija Laura Salas Leret, y por su marido, el doctor en Derecho y experto en Derechos Humanos Héctor R. Faúndes.

       Tanto la  introducción del historiador Vicente Moga, como  la lectura de las romanzas a cargo de la periodista Begoña Rubio, no pudieron ser más acertadas. Todos, menos las autoridades culturales, estuvieron a la altura de las circunstancias, y de lo que merece Carlota Leret, un ejemplo de lucha, de tenacidad y de tesón, por situar la memoria de sus padres, en el firmamento en el que ya brillan. El acto fue organizado por la asociación cultural Ateneo.

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