Febrero es el mes central del invierno, también el mes más corto. Febrero tiene muchos misterios y siempre es diferente. Febrero es mes de carnavales y de candelarias. El día 24, San Matías, se iguala la noche con el día. La luz lleva remontado desde el día 24 de diciembre, hasta que vuelva a imponerse sobre la oscuridad en el equinocio de primavera. Todo es cíclico, todo se repite pero nada es igual. Hace cuatro años El Alminar atravesó su primer año bisiesto. Nada es lo mismo desde entonces. Febrero ofrece una imagen distinta cada día, ya que en este mes puede hacer todos los tiempos posibles a la vez. En Melilla es mes de temporales. Suele ser un mes frío y de grandes nevadas: En febrero, siete capas y un sombrero. También se dice que su aire es limpio y su luz clara, aunque no hay que dejarse engañar, pues en cuanto se deja el sol, se nota el frío: en febrero un rato al sol y otro al humero. En febrero busca la sombra el perro, a últimos pero no a primeros, dice el refranero, muy antitético en ocasiones. Queda claro que este mes es imprevisible, con un día malo y otro bueno. Con todo, la ausencia de cigüeñas en la ciudad, es una de las cuestiones más intrigantes y todavía no resuelta. No tenemos explicación a eso.
Los años bisiestos, 29 días de febrero, fueron establecidos en la reforma del calendario realizada en tiempos de Julio César. Sin embargo, esa reforma no era perfecta y se dejaba fuera 11 minutos cada año, por lo que en 1582 el Papa astrónomo Gregorio XIII introdujo la conocida como reforma gregoriana. Aquel año se añadieron diez días de un solo golpe, pasándose del día 4 al 15 de octubre. La reforma no fue aceptada en Europa oriental hasta bien entrado el siglo XX , por lo que la revolución rusa del día 25 de octubre, se correspondía con el 7 de noviembre en occidente. Los bolcheviques, tras la toma del poder, adoptaron la reforma gregoriana, no así la iglesia ortodoxa, que sigue manteniendo esos días de diferencia en su calendario litúrgico, con respecto al calendario latino. Esta reforma corrigió errores de cálculo, y por lo que hoy es posible saber los próximos mil años bisiestos. La fórmula de calculo es sencilla. Los años centenarios (acabados en 00), serán bisiestos siempre y cuando sus dos primeras cifras sean divisibles por cuatro. El 2000 fue bisiesto, pero el 2100 no lo será. En los restantes serán bisiestos aquellos cuyas dos últimas cifran sean divisibles también por cuatro.
Febrero empezó luminoso y en calma en una ciudad todavía bajo el impacto del gran seísmo del 25 de enero. Los daños, pese a no ser demasiado espectaculares (salvo la torre del ayuntamiento y la de la iglesia castrense), están están muy extendidos por casi todos sus barrios y edificios más representativos. Las huellas del zarpazo tectónico pueden apreciarse por todas partes.