La ruina del escudo de La República
La cuestión se lleva en el más absoluto secreto, por la posible lectura política e histórica del suceso. Nadie quiere abrir las heridas de La República en Melilla, pero el frontispicio del Casino Militar, así como todas las dependencias de la azotea, está en estado de ruina absoluta. En principio no habría ningún problema en derribar todo aquello que corra riesgo de caerse, y todo lo que esté dañado de modo irreversible. Lo único que está haciendo pensar a las autoridades militares, propietarias del Casino, es que en el arruinado frontis se encuentra el escudo de La II República. Para hacerlo deberán solicitar el correspondiente dictamen favorable de la Comisión de Patrimonio y eso requiere cierta sensibilidad histórica y alguna sensibilidad política. Sin embargo, no hay problema alguno, y lo vamos a exponer de modo claro y conciso.
Las diferencias entre un escudo republicano y un monumento franquista
La República era un modelo de Estado democrático, constitucional y refrendado por el pueblo español mediante votación. La dictadura de Franco era un régimen instaurado tras el asalto a la legalidad republicana en 1936, y tras destruirlo mediante una guerra civil. La diferencia es pues esencial.
La otra, no menos importante, es que los republicanos y los hijos/as o nietos/as de los defensores de La República somos y eran demócratas, y los franquistas y sus herederos no. La República fue destruida por las armas, y lo que queda en el muro frontal del Casino es solo un escudo de piedra. Esto no puede ser entendido por los franquistas, que consideran que pedir la retirada de la estatua de Franco, o la demolición del monumento al Alzamiento Nacional, es un ataque a su ser más íntimo y a su razón de ser ideológica.
Su última línea de defensa en Melilla consistía en la pervivencia de ese escudo, el del monumento a Las Campañas de África y el del Altar Mayor de la iglesia de La Purísima. Pretendían poner en equivalencia estos tres escudos de un régimen democrático, con la ominosa presencia de los monumentos franquistas en la ciudad.
Lo diremos claramente: No existe ningún problema. Si el frontis está arruinado y hay que derribarlo, escudo incluido, no se producirá la más mínima protesta. Es más, si pasado el tiempo no lo restituyen tampoco ocurrirá absolutamente nada. Nunca habrá equivalencia entre Franco y La República. El republicanismo es una idea vigente y una forma de Estado deseable, mientras que el franquismo no. Está completamente muerto, por mucho que mantengan su estatua y su perverso monumento.