El astro solar abre el día y lo cierra y su luz pone límite a las tinieblas, que quedaron recluidas a la noche. No sucede esto mismo con el satélite terrestre, la Luna, que aunque esté asociada a la noche, también puede verse durante el día. En esta primera semana de marzo, la Luna está en fase menguante, sobre la constelación de Sagitario, apareciendo de madrugada, pero ocultándose hacia el mediodía. Es una presencia casi invisible, pues la luz solar hace que pase casi desapercibida, casi confundida como una pequeña nube errante. Dentro de la ciudad es difícil fijarse en ella, sin embargo está ahí, como tantas otras cosas. Se la ve nítida y resulta llamativa, pero a la hora de apuntar con el objetivo de la cámara desaparece del campo de visión. Hay que apuntar a ciegas y luego ver el resultado. El azul celeste es demasiado intenso y resulta deslumbrante. La Luna es un nombre propio que también ha acabado siendo un genérico. Suele decirse que Júpiter o cualquier otro planeta del Sistema Solar tiene determinadas lunas, del mismo modo en que se utiliza también el término de satélite.