El blanco del Cautivo ilumina el Lunes Santo de Málaga
Enrique Delgado
¿Qué es El Cautivo?. Nada, Todo. Hace ya 11 años que mi amigo Pepe Vacca (qepd), me habló por primera vez del Cautivo, un paso procesional de la semana santa de Málaga cuyo sustantivo, sin más aditamentos, se ha hecho una categoría en sí mismo. Desde el año 2006 me documenté profusamente sobre su historia, contenido e idiosincracia. Mucho antes de verlo, en el año 2014, en su templo de San Pablo, en el barrio malagueño de La Trinidad, su influjo ya estaba presente en mi espíritu, porque el Cautivo llega antes de que se le vea. Faltaba solo verlo en procesión, en la calles de Málaga, en el Lunes Santo que es el lunes del Cautivo, hay otros pasos, otras cofradías, como la espléndida de Estudiantes, con sus dos poderosos tronos (Jesús Coronado de Espinas y Ntra. Sra. de Gracia y Esperanza), Gitanos, Dolores del Puente. Todos son tronos e imágenes de gran calado, de enorme vistosidad, pero el lunes santo se espera al Cautivo, por El Cautivo para la ciudad de Málaga, la 2ª ciudad de Andalucía, desde las 7 de la tarde, cuando inicia su recorrido procesional.
Desde las seis de la tarde, a casi 5 horas de su llegada a La Alameda, mujeres y hombres llegan con sus sillas a la zona central del paseo, para esperarle, porque el Cautivo siempre llega. Se le busca, se le espera, pero siempre acude a tu encuentro. Las conversaciones de las personas que deambulan por la calle, los lunes del Cautivo solo tienen un tema, cuándo llegará, si a la hora marcada en el guía oficial de pasos, o con retraso debido a contingencias imprevistas, como el aguacero de la media tarde del 21 de marzo. La semana santa tan tempranera, la que se inicia en los dos últimos días del invierno tiene muchos riesgos, y la climatología es uno. Sin embargo, en este caso, la lluvia respetó su majestuosa presencia. El Cautivo transciende Málaga, su templo, el ámbito religioso. Es en sí mismo un acontecimiento. A lo largo de la tarde pude hablar con quienes habían venido desde Córdoba, Granada, de Setenil de Las Bodegas (Cádiz), Melilla, solo para verlo. Los asientos y butacas de la carrera oficial, están reservados y pagados desde meses antes. Buscar un hueco para verlo pasar, apenas unos minutos, es toda una aventura. Hay que buscar un punto determinado y esperarlo. En este caso fueron solo dos horas, en una noche fría y húmeda, del primer de la primavera.
Esperando del Cautivo
En un mundo de cofradías antiguas y muy poderosas de Málaga, de hermandades muy ricas dentro de iglesias pobres, apareció un 19 de marzo de 1939, una hermandad nueva, con una talla sencilla, nacida en un barrio humilde, dentro de una iglesia modesta y con trono procesional carente de todo lujo o alarde estético. En ese mismo momento, y con el recelo total de La Iglesia, regida en aquellos años por el obispo Balbino Santos, surgió la leyenda y procesión del Cautivo, que cautivó el corazón y el espíritu de los malagueños desde el primer momento. Abrirse camino entre Estrella, Rescate, Jesús el Rico, Lágrimas y Favores, Fusionadas, Expiración, Mena, Zamarilla, Servitas y distinguirse de todas ellas, llenando de contenido todo el Lunes Santo, no es fácil, no está al alcance de nada ni de nadie. Ese es el gran milagro del Cautivo. Esa es su leyenda, esa es su diferencia.
La túnicas blancas de los nazarenos del Cautivo empieza a verse una hora antes de que llegue su imagen, esculpida por el imaginero granadino Martín Simón. La Alameda principal inicia un suave descenso hacia la calle Larios, por lo que los tronos se ven más altos y luego descender hacia el centro del paseo. El Cautivo es una talla grande, que se hace pequeña en la distancia y en la inmensidad de su trono. Llega, se acerca, sobrecoge y se aleja suavemente, envuelto en incenso, en la música de las bandas que le acompañan. Es la estrella que ilumina el Lunes Santo de Málaga, envuelto en las vaharadas de incienso, en su blanco tan potente como la Luna, que a veces lo acompaña. El tiempo respetó al Cautivo. Nada pudo detener su paso.