El teniente Sánchez Suárez debe salir de callejero sin dilación
Las últimas denominaciones de calles en Melilla muestran claramente que los nombres propuestos se sitúan en el entorno personal o ideológico del gobierno imperante, salvo muy pocas excepciones. Se trata de nombres sugeridos por afines al gobierno, ensalzando determinados acontecimientos históricos, sin que se busque el refrendo de la colectividad o de nombres que digan algo al mayor número de personas posibles. Se busca al pequeño grupo o el de entornos muy reducidos. En ningún caso se busca la reparación de las deudas históricas de la ciudad, con los nombres de personas que ayudaron a construirla. Esto a sucedido con la aprobación de una calle al general Picasso, sustituyendo un nombre, el de Tiro Nacional, vinculado a la historia de la ciudad y que además era un nombre asentado en el acerbo colectivo.
Al reabrir, por un interés específico, como la cesión de un archivo personal, el callejero de la ciudad, se abre la puerta para sacar ya de modo definitivo, a todoslos nombres vinculados al franquismo y a su Dictadura. No es que el general Picasso merezca o no el nombre de una calle, no es ese el debate, pero había y hay otros nombres de calle para su posible sustitución, antes que el de Tiro Nacional, que solo hace referencia a una sociedad de tipo altruista, fundada en 1920. Entendemos que las autoridades de Cultura, en su desconocimiento concreto del origen de Tiro Nacional, el nombre les sonase «mal», y se apresurasen a sustituirlo, por considerar que todo lo nacional es franquista. Para evitar esos errores, están los asesores y los libros de consulta, y el no tomar las decisiones de modo precipitado, aunque también pueda darse el caso de que se haga conocimiento de causa.
El general Picasso está relacionado con uno de los episodios más dolorosos de la historia de España, el desastre de Annual con sus funestas consecuencias, y con la Dictadura de Primo de Rivera, que se instauró para evitar las consecuencias del debate parlamentario del celebérrimo expediente Picasso. Primo de Rivera instauró una dictadura que socavó la monarquía de Alfonso XIII, y su primogénito, José Antonio, fue el ideólogo del fascismo español y fundador de una de la organizaciones más siniestras, La Falange, que llenó de crímenes muchas ciudades españolas, entre otras Melilla. El camino de Annual lleva hacia peligrosas sendas, que conviene no volver a transitar, como el desembarco de Alhucemas en 1925.
Calles Teniente Sánchez Suárez y José Antonio Primo de Rivera
José Antonio Primo de Rivera es un nombre que debería estar fuera del callejero melillense desde hace mucho tiempo, así como el de otras 56 calles mas, en una lista elaborada por el Colectivo Ciudadano para la Supresión de Símbolos Franquistas (COCISSTFRA), en el año 2000. Desde entonces, el callejero melillense solo se abre y cierra cuando interesa.
¿Quién era el Tte. Sánchez Suárez?. Poco se sabe de él, salvo que pertenecía al Tercio y que estaba vinculado a Falange. Los autores franquistas melillenses, Martínez Abad y Fernández de Castro, lo sitúan al frente del reparto de armas en la Comisión de Límites en la tarde del 17 de Julio, o los integrantes de los escuadrones de la muerte de Falange, que apilaron más de 90 cadáveres de políticos republicanos en las calles de la ciudad. Martínez Abad hace una relación prolija de falangistas que recibieron armas, obviamente para emplearlas contra ciudadanos indefensos. El relato es el siguiente: «Sin embargo, se sabía que existían afectos al pensamiento de los que llevaban la organización del alzamiento y entonces se decidió por los reunidos distribuir algunas pistolas, encargándose de ello el Teniente Sánchez Suárez, quien debía dirigirse al Parque de Artillería, para recoger una caja conteniendo aquellas armas. Sánchez Suárez y Cuadrado en un taxímetro conducido por el falangista José García, llegan al Parque de Artillería, donde el Tte. Coronel Riu les hizo entrega de armas y municiones». El teniente legionario desapareció de Melilla sin dejar rastro alguno, y poco o nada se sabe de su vida posterior. Sin embargo, sus acciones en la ciudad en 1936, hacen incomprensible que todavía su nombre esté en el callejero.
Reabierto por el equipo de gobierno el callejero de la ciudad, por una exigencia personal de la familia del general Picasso, es la hora de afrontar la renovación del callejero heredado del franquismo, con el consenso de todas las formaciones políticas y de otros grupos ciudadanos, que aporten nombre procedentes de la sociedad civil, que signifiquen algo para todos, y sobre todo, que aumente la presencia de mujeres, en un callejero que adolece de ellas. También es la hora de saldar deudas pendientes con los hombres y mujeres que defendieron en la ciudad la legalidad republicana.