El cielo está emborregado, quién lo desemborregará; el desemborregador que lo desemborregue, buen desemborregador será.
La protesta contra «los manolitos» en Melilla
Todo se comunicó con demasiada antelación. En el mes de marzo la multiconsejera Paz Velázquez anunció que el presente año no se permitiría el paso de borregos desde Marruecos y que la prohibición duraría dos años. En un lapso de tiempo tan largo, da tiempo a explicar y también a cometer muchos errores, y la multiconsejera los ha cometido; el principal hace unas semanas cuando dijo que: «el que no quiera celebrarlo en Melilla, puede irse a otro lugar» (léase Marruecos, a su tierra). Una frase así debe costar el puesto, al menos el de la presidencia del Instituto de las Culturas.
El segundo hecho que llamó la atención es que fuera lanzado el aviso, el redoble del tambor de guerra, desde la consejería de Sanidad, y no desde la Delegación del Gobierno, que es la que tiene las competencias en materia de Sanidad Exterior. En todo este tiempo ha faltado, de modo absoluto, el diálogo. Ante una situación como la de la fiebre aftosa en Marruecos, que es real y está sucediendo; lo primero que debe hacerse es iniciar el diálogo con todos los interlocutores sociales, y con todos los sectores sociales afectados. Primero se habla, se pone toda la información sobre la mesa, y luego se transmite a la sociedad lo que está ocurriendo. Esto no se hizo desde el principio y ahora estamos ante una situación de conflicto. No se entiende que la CIM (Comisión Islámica de Melilla), no ses un interlocutor ante las administraciones, y ni siquiera esté presente en la Mesa Interconfesional, que debería ser disuelta por su irrelevancia social y política. Existe también un conflicto con los veterinarios de la ciudad, y la negativa a renovar el acuerdo de colaboración por parte del Gobierno local, que tampoco se ha querido explicar Estos son los errores en este lado del campo, ahora vamos a intentar desentrañar los del otro lado.
En el lado del Voluntariado Islámico (VIAS), Coalición por Melilla, CIM, se aprecia una falta de una voz unificada y consensuada. Hay muchas voces, lo cual es saludable, pero no parece estar todas en la misma sintonía. No queda claro, en ninguna circunstancia, el por qué del rechazo a «los manolitos», denominación genérica con la que se conoce ya a los borregos peninsulares, cuando probablemente vengan de ganaderías con el certificado «halal» en sus etiquetas. Hay un principio de desacuerdo en el interior de la Comisión Islámica, con una dimisión no llevada a cabo de su presidente
Es un hecho, que uno de los importadores de los borregos, ya los trajo hace dos años, y es el propietario de las carnicerías Sidi en Melilla. También es cierto que el año pasado no pudo traer, porque se le denegó el permiso, borregos a nuestra ciudad, como era su intención. Es lógico y lícito el intentar cubrir la demanda anual de borregos en Melilla, mediante una iniciativa empresarial, y crear una línea de demanda. Lo que resulta difícil de aceptar es que se haga mediante una imposición, cuya justificación sanitaria no ha alcanzado al sector social afectado.
Es real la presencia de la fiebre aftosa en Marruecos. No se ha explicado, ni nadie lo ha dicho todavía, cuál podría ser esa medida excepcional, que todos parecer tener en mente, si el conflicto llega a una situación de no retorno. La intención última no se ha puesto sobre el tapete, aunque pueda intuirse. Hay quienes juegan con cartas marcadas, y quienes lo hacen con dos barajas.
Lo grave, es que al final de todo, la brecha social y económica que divide la ciudad, alcance también al aspecto cultural y religioso, en cuyo caso, Melilla puede ir guardando en un armario el lema de «ciudad multicultural». Sarajevo también lo fue, y hasta ciudad olímpica.
Nota:https://elalminardemelilla.com/2016/03/11/el-silencio-de-los-borregos-en-melilla/
Qué bueno tu escrito, qué útil sería si alguien tuviese en verdad intención en desborregarse.
Resulta increíble que una población como la melillense que no se mueve ocurra lo que ocurra se manifieste por comer un borrego de aquí o de allá.
Lo de ciudad «multicultural» es un invento turístico, es ciudad multireligiosa, más acertado sería el lema «Melilla, una Ciudad Politeista».
Poli o panteista, muy acertada definición; pero: ¿Cuál es la excepcionalidad que se propone para esta ocasión?, la medida sanitaria es temporal o se pretende para siempre?.
Melilla tiene hasta una estatua erigida a un demonio.
Y pagana.
Lo de la Melilla multicultural es una marca publicitaria y lo de la mesa multiconfesional es un akelarre.