520 años juntos
Nunca se ha evidenciado tanto la división social, política, étnica y religiosa como en el presente Día de Melilla, del año 2017. Sin embargo, técnicamente estaba bien planteado, con tres días de celebraciones y actos lúdicos. El problema, el de siempre desde hace más de 15 años, es que se hace sin consenso. El gobierno local no pacta con nadie ni el tipo de conmemoración, ni las actividades a realizar. Sirven el plato festivo ya cocinado, y aunque bien cocinado, no todo el mundo se alimenta de la misma dieta.
Las medallas de oro han resultado excesivas, como muchas de las concedidas en los últimos años. Poco mérito para una distinción así. En las medallas de oro de la Ciudad debe buscarse a personas o entidades que hayan desarrollado al menos parte de su labor en Melilla, y de cara a los melillenses. La receta es siempre la misma, o se acepta lo propuesto, o te quedas para vestir santos, da igual de qué confesión religiosa.
Si Melilla se parece a algo ahora mismo, es a la Bosnia-Herzegovina previa a la descomposición de Yugoslavia, com Slobodan Milosevic como líder de los serbios y Alia Izetbegovic como líder de los musulmanes. Para llegar a la división étnica y religiosa de la ciudad no hacía falta un recorrido tan tormentoso y largo, lleno de lemas de cuatro culturas y de realidad virtual, espectáculo que también se ofrecía entre las actividades de este 520 aniversario.
Cuestiones sobre las conmemoraciones
¿Qué sentido tiene inaugurar dos cañones de guerra y situarlos en emplazamientos muy visibles en el supuesto día del encuentro?. Apropiados resultan, porque la inmensa flota que acompañó a Pedro de Estopiñán (que sí vino a Melilla, pero no al mando de la misma), llegó pegando cañonazos, aunque menos de los previstos. Los hechos desmienten la palabras conciliadoras del Presidente de Melilla en su discurso institucional, porque las palabras se confirman con hechos, que no han existido ni antes ni después del Día de Melilla. Mientras los miembros del gobierno y sus áreas de gestión disfrutan de amplios espacios y de palacios rehabilitados, la oposición sigue ejerciendo su labor en tres cuartos oscuros, y representan a casi la misma parte de la población que el Gobierno.
El camino de la división étnica y religiosa ya está iniciado, y también se está ahondado en él. La cuestión del Aid el Kbir, y la imposibilidad de sacrificar borregos marroquíes, ha planeado sobre la Feria de Melilla y sobre su día Institucional. En esta cuestión ha existido casi la misma cerrazón en un lado como en otro, con ausencia total de diálogo o de reuniones cara a cara, entre los representantes administrativos y los de la Comisión Islámica de Melilla, única entidad a la que no se invita a nada. No se ha propuesto ni una solo solución al conflicto, porque tan legítimo es querer hacer cumplir las leyes sanitarias españolas, como querer sacrificar corderos marroquíes. Han faltado soluciones prácticas y sobrado consignas religiosas. Es incomprensible que en el siglo XXI, no haya una manera legal de traer 3000 corderos marroquíes a Melilla.
El Día de Melilla
La conmemoración del Día de Melilla va cobrando cuerpo, y de una celebración con escasa presencia de público se ha pasado a un considerable lleno de la Plaza de Armas (la que esconde los resto del pasado árabe de Melilla). Eso sí, sin la presencia o colaboración de la otra mitad de la sociedad. Es cierto que el presidente Mustafa Aberchán cumplió con los rituales institucionales en 1999, pero sin ofrenda ni homenaje a Pedro de Estopiñán, una figura histórica absolutamente desconocida.
Las celebraciones del Día de Melilla contaron con un extraño incidente no muy aclarado, el de la suspensión del Water Slide en la tarde del sábado 16. Es incomprensible que con una presencial policial tan desmesurada, alguien pudiera tirar piedras sobre la plataforma deslizante, que no fuese detenido, y que las Fuerzas de Seguridad del Estado no ocuparan de inmediato la supuesta zona de lanzamiento de piedras, para que la diversión pudiera continuar en los horarios previstos.
Los fuegos artificiales fueron una novedad muy vistosa, la propuesta lúdica y el conjunto del Acto Institucional correctos, pero solo para la mitad de la ciudad. Todo ofrecía una sensación de realidad virtual. Este no es el camino de una ciudad que se promociona como la de las Cuatro Culturas. A veces da la sensación que el Presidente de la ciudad es consciente del abismo de la división social y ofrece diálogo y consenso, pero luego no prosigue por ese camino, el único posible, si se quiere tener un futuro común.
Nota:https://elalminardemelilla.com/2012/09/17/pedro-de-estopinan-una-historia-oscura/
Me llama la atención que después de 20 años no haya nadie en el ayuntamiento que sepa cuál es el color verdadero de la bandera de Melilla.
Lo mismo ocurre con el dragón del escudo.. unas veces verde.. otras rojo…
Color Azur heráldico.
Me refiero a la bandera de Melilla
Una solo vez me acerqué por la plaza de Estopiñan un 17 de septiembre, por curiosidad.. a mitad del «discurso» (mitín político / programa electoral) me largué… por lo visto sigue todo igual…
El día de la marmota…
Habría que sumar un par de detalles, ahora que hay mucha gente leyendo:
– El tobogán acuático no se suspendió por las piedras que hubiera o no. La oposición, que sí que está en la marmota, podría pedir el libro de registros de los bomberos de Melilla. Se darían cuenta que ese día y a esa hora…hubo un servicio. Así que no basta con el hecho de que con todos los barrios que un mes sí y otro también tienen cortes de agua estructurales o coyunturales y la Consejería de ¿Medio ambiente? se ponga a derrocharla sin problema. La cuestión está en que hubo que llamar a los bomberos porque los bajos del Ánfora se inundaron con ese agua. Tienen bombas, porque hay pendiente, pero fueron insuficientes. A los innovadores con dinero público se les olvidó el pequeño detalle de una corriente de agua continua en una ciudad no preparada para casi nada que sea mínimamente excepcional. Investiguen, es fácil. Y desmonten la patraña del gusto por criminalizar a «los otros», que soprendentemente es para este desgobierno todos los que no son «ellos».
– El gasto desmesurado en «personal». Gente uniformada que te parabas a observar y se veía claramente que sabían su función. Deambular de un lado a otro, sin hacer nada. Con todo el equipo, eso sí, con una pinta de haber sido contratado a dedo tremenda. Y que no tenían cualificación alguna para lo que sea que los llamaran, indudablemente. Prueba de ello, la empresa privada a la que se le deshinchó peligrosa y repetidamente los castillos, ante el pavor de padres y niños.
Por lo demás, el alcalde nunca entendió qué es una responsabilidad institucional. Solo piensa en alimentar su maquinaria de forma sectaria y si da un mitin en un Día de Melilla, viene a ser el uso y costumbre. Aunque siempre le escriban los discursos
Muy interesante observación, pero aquí nadie va a desmontar la mentira instalada, me temo. La versión oficial hace aguas.
Muy interesante aportación, Icono. La verdad es que a muchos nos extrañó lo de las piedras, ya que con mandar dotaciones de la policía a los lugares desde donde se supone se podrían realizar dichos lanzamientos se hubiese solucionado el problema fácilmente.
Lo único destacable de la celebración del día de Melilla fueron los fuegos artificiales desde la Batería Real.
Fotografías de los fuegos desde el paseo de Horcas Coloradas
http://fotografiasdemelilla.blogspot.com.es/2017/09/celebracion-dia-de-melilla-17-septiembre.html