¡El mal que hacen los hombres les sobrevive! ¡El bien queda frecuentemente enterrado con sus huesos!. Julio Cesar– Willian Shakespeare

            Estamos como ese tren de la estación de Chamartín (Madrid). Parados, estacionados y sin hora de salida próxima. El semáforo se encuentra en rojo. No podemos pasar. El nubarrón amenaza en el horizonte. Quizá sea mejor así. Lo habíamos intentado en otras ocasiones, pero el momento de detenerse es este. No hay amenaza ninguna. Todo el mundo sabe que no hay manera posible de amenazar al Alminar. Cualquier cosa que se hiciese en contra del Alminar sería divulgado desde este mismo lugar, y eso es precisamente lo que les disuade. Al igual que los murciélagos, lo único que temen es a la luz y al ruido.