Sólo la mitad de los 92.069 melillenses (47.795) reside en la ciudad.
En estos días atrás, con motivo de los incidentes de La Cañada, se han oído ciertas expresiones del arcaísmo ideológico de Melilla, y que llevaba tiempo sin escuchar o leer. Se escribía o hablaba de; ¿qué están haciendo con Melilla?, ¡que se vayan!, o ¡esto es nuestro!, cuando la realidad es que la mitad de los nacidos en la ciudad residen fuera de ella. Hay una ciudad que recuerda la gente como idílica, la de las décadas de 1960 y 1970 y que sin embargo no era real, porque había un conflicto larvado debajo de ella, y que tuvo que ser resuelto en 1985/6, con el partido socialista en el Gobierno de España. Melilla ha tenido dos grandes éxodos: el primero es el de 1960, tras el fin del Protectorado, y otro en la década de 1970, con la crisis del petróleo y el fin del franquismo. Hay que decir claramente que tan Melilla es Reina Regente, como el centro de la urbe.
Melillenses residentes fuera de la ciudad
CA Andalucía 16420
Málaga-8247; Almería- 2629, Sevilla- 1602; Granada- 1525; Cádiz- 1227
CA Cataluña 8477
Barcelona 6779
CA Madrid 5889
CA Valencia 4706
CA Canarias 2088
CA Murcia 1097
En el resto de las comunidades autónomas españolas la cifra de melillenses residentes no rebasa los mil en ningún caso. En Castilla y León residen 751 y en Castilla La Mancha 685. En Cantabria 135, en el País Vasco 496 y solo 160 en Navarra. En Galicia hay 504 melillenses y 887 en Aragón, que son las comunidades que albergan una mayor cantidad de residentes melillenses. En Extremadura existen 334 ciudadanos de Melilla y solo 93 en La Rioja, que es el destino menos escogido como residencia por la diáspora melillense.
Las llamadas ciudades hermanas (Ceuta y Melilla), lo son en realidad poco, pues solamente 523 melillenses reside en la otra ciudad norteafricana. Además el contacto entre ambas ciudades es escaso, incluso en el ámbito institucional, en donde las relaciones son difíciles y casi de incomprensión mutua, pese a que la imagen propagandísticas que se quiere ofrecer es diametralmente opuesta a esta realidad que ofrecen las estadísticas.
¿Quién es de Melilla y qué es ser melillense?
La población de origen peninsular compone casi la mitad del padrón de la ciudad y eso otorga a la ciudad un aire cosmopolita que la distingue de otras ciudades. Pese a todo, los melillenses de origen y los de residencia se miran con recelo. Hay lugares comunes que se siguen repitiendo en algunos ambientes. Los melillenses piensan de los peninsulares que solo vienen a la ciudad atraídos por las ventajas económicas para luego marcharse, mientras que estos últimos creen que los melillenses más intransigentes viven con un pie en la ciudad y otro fuera, concretamente en el otro lado de la costa mediterránea. Es verdad que hemos visto ejemplos de los dos grupos humanos. Existen quienes hace profesión de «melillismo» pero que en realidad hacen vida y residen fuera de la ciudad, y quienes hacen vida social y política en la ciudad pero que solo esperan el momento oportuno para abandonarla el mismo día de la jubilación, o incluso antes, si es posible.
La mezcla de estas dos realidades poblacionales justifica en parte algunas de las actitudes que se perciben en la ciudad. Hay un resignación absoluta hacia la suerte de la ciudad. Nadie se manifiesta o exige cambios reales al partido gobernante. El grado de desapego del melillense (de nacimiento o peninsular), es muy alto con respecto a su ciudad , pues entiende que el destino de la misma no está en sus manos.
Mientras tanto coexisten las dos visiones y actitudes sobre Melilla. Por un lado están todos aquellos, nacidos en ella o no, que luchan y quieren un futuro armonioso para la misma (pero que no tienen decidido su futuro), y la de quienes sienten una actitud de transitoriedad, también de ambos orígenes, porque intuyen o saben que el final de sus vidas no estará entre las calles de la ciudad que ahora mismo pisan.
Nota: fuente de los datos (www.ine.es)




Tremenda tu «bofetada» de realidad.
¿Tan duro se ve el artículo desde fuera, Ego?. Yo, como cualquier otro/a, vivo entre la realidad de la ciudad. Veo, percibo, me muevo entre ella. No sé, intuyo cambios, veo a la gente, escucho sus problemas y opiniones. Las personas hacen confidencias, expresan opiniones, temores, inquietudes. También es muy importante lo que la gente no dice, aquellas cosas que calla cuando habla, pero que se sabe que están ahí. Si no se cierra los ojos a la realidad, uno/a, cualquiera, puede darse cuenta de muchas cosas, y también está la realidad palmaria de unas cifras.
Cuando escribo la palabra «fuera» me refiero al punto de vista del lector, porque cualquiera que comente en El Alminar es parte de él. Son cosas que están ahí para todos, otra cosa es que nadie las exprese, o que sea un tema tabú. Todos vemos, oímos y personalmente creo que parte de la indolencia de la ciudad solo puede explicarse por este motivo.
En alguna ocasión he pensado, no sé si escrito (a lo mejor en el Foro maldito), que a algunos de los que venimos de fuera, nos duelen e importan mucho más las cosas que suceden en Melilla, que a algunos que son nacidos en ella.
Me he quedado pensando…Cabría nombrar al diputado en cortes, Antonio Gutiérrez, residente en Castilla La Mancha. O los dos senadores por Melilla, Dueñas e Imbroda. Uno vive fuera y los otros dos, aquí. Sin embargo, ahí están los diarios de sesiones para intentar encontrar alguna iniciativa expresamente por los intereses de la ciudad en un entorno nacional. Cero.
Dices ¿quien es ser de Melilla y que es ser melillense? Respuesta de infantil perogruyo, «ser de Melilla y/o melillense» es el ciudadano que puede votar en unas elecciones en Melilla. El resto de las personas son extranjeros……claramente, sin eufemismos y ni paños calientes: EXTRANJEROS y precisamente los de esta condición (con papeles o sin papeles de residencia legal) son los que está condicionando los latidos de está ciudad, sus políticas y la vida de los melillenses.
Blas de Otero del revés…Galopan, galopan hasta que nos echen en el mar (y el barco golondrina lleno de bucaneros, y sparrows melillitas de pro camino, de su península).
Mostrar sin decir, esa es una de las grandes reglas del Alminar. Al mencionar nombres propios se está practicael «reduccionismo», y lo que es una reflexión general se rebaja a la categoría de anécdota. La entrada va a mucha mayor altura que esos tres simples nombres.
He de decir también que no pensaba en ninguno de los tres mencionados, ni en ningún otro, a la hora de elaborar la entrada.
Extranjeros, con mayúsculas o sin ellas, los hay en cualquier ciudad. Melilla no es el ombligo del mundo. No sé por qué, lo que ocurre en esta ciudad es que solo preocupa o encrespa, cierta condición de extranjero. Ocurre también que esta ciudad está en donde está (en medio, dentro o rodeada por Marruecos), y esto es algo que tampoco puede evitarse.
En cualquier caso, te recuerdo que existe una legislación para la residencia de ciudadanos extranjeros, y que la misma es legal en cualquier otra ciudad.
Sabemos la realidad poblacional de Melilla, pero hasta ahora nadie (al menos Ego), sabíamos de cifras. Los datos que aportas son muy reveladores.
Pues ya está abierto y puesto de manifiesto para todo el mundo, y creo que es incontestable. ¿Sabes Ego?, a veces me doy cuenta del calado de algunas entradas, no en el momento en que las escribo, sino después, por la hondura del silencio que se abre en torno a ellas, y también porque alguien lo dice de modo claro, como ha sido tu caso.
Ya dije en otra ocasión y en otro contexto, que sin referencias no sabríamos por dónde vamos. Cualquiera necesita señales para saber por qué camino transita, y si va errado o no.
Pero las señales prestan a confusión pues sus interpretaciones suelen ser altamente subjetivas, según el objetivo que se pretenda.
Las señales, para ser interpretadas de modo correcto, deben estar dentro de un código y de otras referencias. Las que inducen a error son las señales aisladas, aquellas que no se acompañan de nada más. Las señales, las referencias deben ser constantes, pues en caso contrario no sabríamos por donde vamos. Si en una autovía, la única señal estuviese colocada al principio, en el kilómetro 50 ya estaríamos perdidos y desorientados.
Parece que estamos en un periodo con ausencia de señales claras, por eso la gente está tan perdida, mientras que a la vez todo está lleno de señuelos (falsas señales). Yo creo que quieren provocar la desorientación absoluta. Si estamos confundidos, ellos estarán mejor.
Cierto es.