El instante anterior al final


      Estas imágenes se convertirán en míticas en la historia del Alminar. Son las previas al anochecer del día 26 de junio. El recuento de votos apenas estaba iniciado y todavía quedaba la esperanza de haber puesto el palo decisivo, que atascara la rueda de molino de la derecha neoliberal. Todo parecía posible en ese atardecer, del vigésimo sexto día, del sexto mes, del año 2016, apenas iniciado el verano, que parecía destinado a detener el invierno azul que se inició en noviembre de 2011. Ha sido una legislatura estirada hasta el límite, y prorrogada de manera agónica durante 6 meses más. con unas primeras elecciones que no sirvieron para nada. Entre otras cosas porque se jugaba con cartas marcadas, o lo que es lo mismo, con los presupuestos del partido Popular aprobados y vigentes durante todo este año. Es claro que lo tenían previsto y les ha salido bien la jugada.

        ¿Qué hacer?, como diría Lenin. Pues toca conservar los amplios parapetos obtenidos. La izquierda tiene visiones diferentes de la situación política, y no se le puede pedir que actúe en un solo bloque. La procedencia ideológica, y el punto desde el que parte el análisis, es muy importante a la hora de hacer y de proponer una alternativa. Cada grupo tendrá que hacer sus propias reflexiones y críticas internas. No es lo mismo PSOE que Podemos, ni que Izquierda Unida, o Izquierda Republicana. La derecha vota con conciencia de clase y de grupo. Lo que no es explicable es que asalariados, voten y apoyen a quienes habrán de ponerle la soga de la exclusión social y de la falta de oportunidades.

        Quizá se concibieron expectativas demasiados altas, superiores a lo que la realidad aconsejaba. Como le dijeron  a Gueorgui Zúkhov, poco antes del asalto final sobre Berlín: «nunca se debe subestimar la capacidad de resistencia del adversario», por muy debilitado que parezca. A pesar de encontrarse la derecha en el peor momento político posible, parece, sin ningún género de dudas, que se ha subestimado su capacidad de resistencia y de respuesta. Un roble, no se derriba de un solo golpe. Ahora, la única consigna es: «Resistir»·.

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