Recuerdos de Estambul


            El 29 de mayo de 1453, antes de que en España se pensase en iniciar la conquista del Reino de Granada, Mehmet II, hijo de Murad, alcanzó la gloria de la historia conquistando la ciudad de Bizancio para el Imperio Otomano. Comos siempre, la política europea llegó tarde, y cuando se tomó la decisión de ayudar a Bizancio, Mehmet II ya estaba en el interior de la ciudad, orando en la que fuera la gran Catedral de Santa Sofía, la mayor cúpula de toda la cristiandad.

            Bizancio cambió de manos y de nombre en 1453, pero no ha dejado nunca de ser una ciudad europea, ni física (se encuentra en territorio continental), ni espiritualmente. Orham Pamuk, el premio Nobel Turco, dedica un capítulo a la conquista de la ciudad en 1453 a «los rumíes», como designaban los orientales a los cristianos griegos o bizantinos. Los árabes nunca estuvieron en contactos con los romanos, ya que solo conocieron a los griegos. Pamuk cuenta como en 1953 se celebró el V centenario de la conquista de la ciudad, un hecho que a los estambulíes no les gusta recordar, pues se sienten plenamente occidentales. El cambio de dominio en la ciudad no significó nunca una ruptura con sus raíces europeas de las que se sienten parte.

        En las islas cercanas a Estambul, en la conocida como la del Príncipe, estuvo desterrado León Trotsky por orden de Stalin. Fue el fundador del Estado Turco, Mustafá Kemál Atatürk, el que puso fin al culto islámico en Santa Sofía (Agia Sofía), por respeto a su construcción como catedral cristiana, transformándola en museo.

                 No hay nada que diferencia a Estambul de cualquier otra gran capital europea. Es mucho más lo que une a Turquía con Europa, de lo que la separa. Los viejos prejuicios europeos siguen imponiéndose sobre la realidad política y social.

                Estambul es una ciudad muy vigilada, ya lo era en 1991,  la presencia del ejército y de la policía del Estado turco es constante en las calles y en las zonas turísticas. Hay detectores de metales en los accesos a Hoteles y cafeterías principales. Tanto el Puerto de la ciudad, como el Aeropuerto, tienen un triple arco de seguridad en su zona de acceso. Hay que ser muy fanático, muy psicópata y estar muy loco, para hacer algo semejante a lo ocurrido en Estambul, como antes en Bélgica, o en Francia.

            En un mundo descompuesto por las guerras, con países pulverizados, y con el negocio de la venta de armas como el más boyante del planeta, estas cosas pueden ocurrir en cualquier lado. Da igual en nombre de qué o de quién se reivindiquen. Esto es solo fanatismo y crimen en estado puro.

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Las campanas y torre de La Arciprestal


                    El largo camino hacia el templo del Sagrado Corazón

                             Enrique Delgado

        En 1911, el párroco y Vicario de La Purísima D. Miguel Acosta, elaboraba el expediente para retomar la construcción del nuevo templo parroquial de la ciudad, iniciadas en una fecha indeterminada, según se informaba el 12 de febrero de 1911. La Melilla de la expansión necesitaba un nuevo templo. El día 22 de abril José Montero, vicesecretario del obispado,  el arquitecto diocesano Guerrero Strachan, y el vocal y párroco del Carmen José Fresneda, se desplazaban hasta Melilla para ver el espacio disponible y ultimar el proyecto, que debería reiniciarse, sobre una obra anterior en la entonces denominada calle Chacel. El año 1912 se pasará entre gestiones y búsqueda del dinero necesario. Dos años después, el 23 de abril de 1914, se produce la subasta del solar de la calle Canalejas, en donde habrá de construirse el nuevo templo, para lo cual habría que desmontarse parte de la ladera del cerro del barrio del Carmen. El 24 de agosto de 1914 se publica la Real Orden que permitirá edificar el nuevo templo, y en septiembre del año 1915, se comunica a través del obispado, que ya se dispone del primer crédito de 10.000 pesetas, que permitirá iniciar las obras. En el año 1916 todo se encontraba paralizado nuevamente, siendo necesario demoler la cimentación, parte de las columnas ya edificadas y despejar el terreno, para levantar la nueva obra. El dinero concedido tuvo que emplearse en ese fin. La Reina Vicotria Eugénia realizó un donativo personal de 1000 pesetas para el nuevo templo.

            En marzo de 1917, se licita el proyecto de nuevo, por un importe de 228.000 pesetas, por parte del Obispado de Málaga. A lo largo del año, y desde ese momento, las obras parecieron avanzar a buen ritmo, al definitivo. La primera piedra, si es que la hubo, es un dato perdido en la noche de los tiempos.

                           Las cuatro campanas de la Iglesia Arciprestal

             En marzo de 1918, la torre del Templo del Sagrado Corazón ya estaba terminada. El día 22 de marzo, en el buque Hespérides llegaron las dos primeras campanas, procedentes de la Fundición Hijos de Murua de la ciudad de Vitoria-Gastéiz, una de las más tradicionales y con mayor fama en la fundición de campanas,  y en la elaboración de relojes de torre. Estas dos primeras campanas tienen el nombre de Sagrado Corazón y Virgen de La Victoria, de 220 y 380 kilogramos de peso respectivamente. La fecha de ambas es la misma, 1917, por lo que están apenas a unos meses de convertirse en centenarias. Ambas fueron subidas a la torre el lunes 25 de marzo de 1918. Las campanas fueron bendecidas el sábado 18 de mayo de 1918, para lo cual, autoridades civiles, militares y eclesiales subieron hasta lo más alto de la torre de la nueva iglesia. La bendición fue dirigida pro el Vicario eclesiástico Sr. Casasola, siendo los padrinos de las campanas los matrimonios Aizpuru (La Victoria), y Monteverde (Sagrado Corazón).

             En lo alto de la torre de la Iglesia Arciprestal de Melilla, hay otras dos campanas más, también de la misma fundición de los Hermanos Murua, una de nombre IESSUS, datada en 1919 y otra María. La primera tiene grabada la jaculatoria: «missere nobis», Ten piedad de nosotros.

                                     En lo mas alto de la torre arciprestal

               Estamos acostumbrados a verla desde abajo. La gran torre Arciprestal domina toda la plaza de Menéndez Pelayo, pero nunca habíamos tenido la oportunidad, ni la ocurrencia de repetir la ascensión realizada hace un siglo. Ninguna torre o campanario de Melilla tiene cuatro campanas. Tras subir a todos los campanarios, hemos comprobado que se cuidadaban todos los detalles, que se encargaban las campanas, los exornos y las imágenes, en los mejores talleres de España y de Francia.

                 Hemos subido a la torre con el permiso del Vicario Episcopal, Roberto Rojo, renacido y decidido a convertir la iglesia centenaria del Sagrado Corazón en el templo mayor de la ciudad, solo por detrás del Patronal. Ha recuperado energía y apoyos, y está introduciendo cambios en el templo central de la ciudad.

                         El próximo viernes 1 de julio, un nuevo presbítero melillense, Francisco José Ruíz Guillot, ordenado en la Catedral de Málaga, celebrará su primera misa en su ciudad natal. La misa será concelebrada por todo el clero de la ciudad y contará con la presencia del Obispo de la Diócesis, monseñor Jesús Catalá Ibañez, que acudirá en visita pastoral a Melilla, siete meses después de la última, realizada en el mes de noviembre, en donde repuso el culto al Cristo de Limpias en la iglesia de San Agustín del Barrio del Real.

               Monseñor Catalá Ibañez, quiere mostrar su apoyo a los feligreses melillenses, al clero de la ciudad que atraviesa un periodo de falta de vocaciones, mantener el contacto con la ciudad, y también dar muestras de apoyo  a su Vicario, Roberto Rojo. La misa se celebrará el día 1 de julio a las 20h 00 en el templo Arciprestal de Melilla.

            Nota: http://cadenaser.com/emisora/2015/04/30/ser_vitoria/1430378632_176662.html