Imágenes de la iconoclastia


 Los vientos conciliares

            Escribiremos sobre la iconoclastia (1974-1989) todo lo que sea necesario, entre otras cosas para documentarla de manera gráfica y escrita. El Concilio Vaticano II abrió una rendija en una puerta que permanecía cerrada desde hacía siglos. Se reformó la liturgia, se arrinconó el latín, se abatieron las rejas que separaban el altar de la feligresía, se eliminaron los exornos, se desmocharon los confesionarios, se derrumbaron los púlpitos y los sacerdotes dejaron de vestir como tales.

           Cuando una puerta se abre, debe hacerse de modo completo y durante el suficiente tiempo, de lo contrario el que aprovecha la rendija es el diablo (como dijera PabloVI), y el gato se queda fuera. No se abordaron grandes cuestiones, como la del celibato; que es opcional en la Iglesia ortodoxa de Grecia, o en la del hereje Lutero. En la misma riada  y junto con los ornamentos sagrados, desaparecieron también los sacerdotes y los feligreses y todo quedó casi vacío. Juan XXIII, el Papa conciliar y ahora santo, murió sin poder cerrar la misma puerta que él había ordenado abrir. Interpretar la voluntad de Dios, resulta difícil incluso para aquel que es su Vicario por antonomasia, el obispo de Roma.

                  La crisis existente en la Iglesia de Roma, existe también en el ortodoxo Oriente, el el protestantismo de Inglaterra y en la iglesia de Lutero. Lo que está en juego es otra cosa, según dicen las lecturas de las que estamos empapándonos.

              Esta es la iglesia del Sagrado Corazón de Melilla, la Arciprestal, que padeció como pocas el rigor iconoclasta. Una día desaparecía un altar, otro el púlpito y al tercer día desaparecía un santo. Así todo. Hoy podemos mostrar  con una fotografía, el antes y el después.

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Las podas de Atila


                     Medio ambiente devasta los ficus más frondosos de Melilla      

     Con el implacable rigor de Atila, de quien se decía que por donde sus caballos pasaban no volvía a crecer la hierba, las podas de la Consejería de Medio Ambiente se ciernen sobre el arbolado de la ciudad, sin importar estación, condición o edad del árbol.

        Conocedores de que esta vez la fechoría iba a tener consecuencias, se han preparado la excusa mediante una noticia preparada «ad hoc», publicada en un diario local. En el texto, un supuesto e inexistente ciudadano bendice la poda «porque ya tocaba».  El ciudadano, colocado apropiadamente en el lugar adecuado, justifica la poda y afirma que «los árboles la pedía a gritos», y  que sobrepasaban en altura al antiguo edifico de Correos. Nadie puede creerse semejante cosa.

        Los ficus de la calle Pablo Vallescá, de los más antiguos de la ciudad, están siendo objeto de un singular tratamiento por parte de la consejería medio ambiental, podándolos hasta casi el tronco, cortando tanto ramas principales como secundarias, de modo que los árboles pierden el 100% de su copa y frondosidad.

           Alcanzar el tamaño y frondosidad que tenía hasta el lunes, les ha costado a estos árboles más de tres décadas, lo que quiere decir que  hasta dentro de otros treinta años no volverán a ofrecer un aspecto similar, aunque es más probable que no lo vuelvan a tener nunca. Los ficus del edificio de Correos fueron podados en la década de 1980, y de los 4 existente entonces, uno se secó de modo irremisible. Ahora, en 2016, estos árboles tiene ya más de  décadas de vida, y no es probable que recuperen su frondosidad.

        Los ficus de hoja grande de Correos no superaban en altura al edificio, lo cual tampoco es algo que deba preocupar a nadie. Hay muchos árboles superiores en altura a muchos edificios, y no por ello se talan o podan de modo salvaje. En cuanto a su frondoso y selvático aspecto, tampoco supone mal alguno, ni resultan una amenaza para la ciudad. Bastaba con haberlos cuidado un poco, o hacerles caso con algo más de frecuencia.

        El primero, ya ha pasado a la historia, y los otros dos, si nada lo remedia, seguirán el mismo programa de deforestación que el primero. Es uno de los mayores despropósitos contra el arbolado, llevado a cabo por una consejería que debería proteger y cuidar la naturaleza en la ciudad, pero que solo parece estar al servicio del cemento.

      Nota:https://elalminardemelilla.com/2015/09/10/un-monumento-arboreo-de-melilla/