El puente de Palma santa


 

                                El puente ondulante

                  Melilla es ciudad de puentes, pero sin río, o de cauces secos, de torrenteras. La idea para hacer este puente fue buena. Se trataba de crear un acceso directo al Cerro de la Palma santa y evitar el colapso de tráfico del cruce entre las carreteras de circunvalación y la de Farhana. Es una construcción sencilla, pues se trata de un tablero de hormigón, apoyado sobre dos pilares de relleno elevados sobre el terreno del cerro, que crea un único vano de luz. No es una obra de ingeniería asombrosa, como el túnel soterrado de la carretera de Alfonso XIII.

                    Sin embargo, el terreno sobre el que se asienta, tierra y relleno, está sufriendo alteraciones que lo están deformando, a poco más de un lustro desde su inauguración. El terreno se deforma con las lluvias torrenciales, y también han podido tener su efecto los terremotos del Mar de Alborán, que se han registrado a lo largo de todo el año.

                     Melilla recibe una partida presupuestaria anual del Ministerio de Fomento, para el mantenimiento de carreteras. Las mayores deformaciones se producen en donde se han tenido que instalar puentes, para sortear los badenes naturales de los cauces de los arroyos que conforman la cuenca del río de Oro.

                  Este puente solo es utilizado por los residentes, y por los usuarios que acceden a la tienda de repuestos de automóviles que existe en el Cerro. También lo utilizan los fieles de la mezquita de la Zauía , y por las Fuerzas de Seguridad del Estado que vigilan la frontera.

                El puente presenta deformidades importantes, ondulaciones, curvas,  e incluso desniveles dentro del mismo. También hay muestras de haber sufrido reparaciones y parcheos.

Anuncio publicitario