Estela Parque Murias Grupo Eroski Interior del supermercado Folleto inauguración Manifestación empresarios y comerciantes
El Parque Murias y el fin del paelocomercio
Corría el 30 de noviembre de 2017 y el Parque comercial Murias abrió sus puertas en la ciudad, entre grandes expectativas de consumo y de empleos. Esto es lo que escribimos hace 3 años: «Con su apertura el pasado 30 de noviembre de 2017 se ha subsanado una anomalía económica de Melilla, la inexistencia de centros comerciales o de grandes superficies. Dicen que hay “un tiempo para cada cosa y una cosa para cada tiempo”. No hacerlas cuando corresponden es un error, y hacerlas a destiempo subsana en parte el error cometido, pero no corrige los efectos perniciosos del retraso».
En 1996 la Confederación de Empresarios de Melilla y la Asociación de Comerciantes de la Ciudad se opusieron de manera anacrónica, a dar los pasos para iniciar los trámites para instalar una Centro Comercial en la ciudad. Loockout empresarial o cierre patronal, desmanes de todo tipo, e incluso el boicot a la feria de 1997, con apoyo de sindicatos y partidos políticos, hicieron desistir al gobierno de la época de equiparar a la ciudad con el resto del Estado.
Años después, la propia Confederación de Empresarios de Melilla quebró, le fue embargada su sede, la tradicional Cámara de Comercio, y abandonó su actividad tras dos años de impagos de salarios a sus trabajadores. Los restos de aquella directiva empresarial, han retrasado todo lo posible la renovación en la directiva de los empresarios melillenses. Ni se entendió la lección de entonces, ni tampoco la de ahora. El camino fácil fue el del comercio mayorista, las importaciones a mansalva, los pingües beneficios, el contrabando y la destrucción económica de la ciudad.
Cuando se produjeron las manifestaciones de comerciantes y empresarios de 2018, ya era tarde. La cosas solo podían empeorar y lo han hecho, de modo probablemente definitivo, porque el comercio transfronterizo no volverá. Sin embargo, después de 20 años de paleocomercio, solo aliviado por la instalación de las franquicias en el centro de la ciudad, se autorizó la apertura de un nuevo gran supermercado, que se unió a todos los ya existentes, y que alteró la frágil estructura comercial de la ciudad.
Los modos del gobierno de Ignacio Velázquez no eran admisibles, pero probablemente la instalación de aquella gran superficie, impulsada por el grupo Eroski, hubiese forzado la renovación del comercio en Melilla. Al final el remedio y la enfermedad estuvieron a la misma altura.
Cierre de frontera y colapso comercial
El descenso de descarga de mercancías en nuestro puerto ya era una realidad en 2018. El intento de convertir la Estación Marítima más cara del mundo en un centro comercial bis, ha resultado un fiasco. La ampliación del Puerto una quimera y un engaño.
El Parque Comercial Murias, en unas previsiones quizá algo elevadas, contaba con una clientela potencial de 400.000 personas. El estrangulamiento fronterizo provocado por el monopolio del comercio atípico, impedía la entrada y salida normal de los ciudadanos de ambos lados de la frontera (españoles y marroquíes). Las autoridades extintas no hicieron ninguna previsión de futuro, y el cierre de las aduanas comerciales, previas al cierre total pandémico, han hecho el resto.
La gran superficie de Eroski, la que cambió nuestras vidas, lleva desabastecida todo el mes de agosto, entre la angustia e incertidumbre de los trabajadores, atrapados entres los Ertes y los EREs. Se habla de Carrefour, pero en esta situación social y económica de desconocida duración, nada puede aventurarse.
Negros nubarrones. Certero análisis.
Si los consumidores se han sumado con gusto a la compra por internet, que es global, ojo, es porque el comercio local deja con frecuencia demasiado que desear. Solamente la ineficacia burocrática y las limitaciones de las empresas para entender el complicado estatus aduanero melillense, ni contigo ni sin ti, es el pequeño soplo de aire que aún queda.
Si llega alguna vez una administración de este siglo y lo soluciona, entonces sí que será el fin de formas de comercio “lentejas”, las tomas o las dejas.
Vivir en una ciudad subsidiada hace que todo se vicie, hasta “el mercado, amigo”. Y lo de los importadores a la ciudad es de traca, generando un embudo secuestrando el comercio local, impidiendo que Mercadona llegara antes, etc.
Hago un inciso, que no cuña publicitaria, sobre Global. Su lenguaje comercial en redes sí suena atractivo. Su oferta de “traerlo todo a Melilla” es una oferta útil en un mundo globalizado. No he sido cliente, pero no he escuchado nada en contra en este tiempo. Quizá es un camino a explorar por parte de la dormida empresa melillense.