2012. Rescate a España


España. Rescate en el país de los ladrones

                Durante dos décadas los hemos visto hasta en la sopa, con sus sueldos indecentes, con su pornográficos lujos. Genéricamente se les conocía como beautifull people y todos querían ser como ellos. A lo largo de todo ese tiempo, hemos visto a los presidentes de los grandes bancos, a los grandes empresarios, dar lecciones a pensionistas de 700€ al mes de media, o hablar de productividad y de rendimiento laboral en un país cuyo salario medio es de 1200€ en el mejor de los casos.    Mientras tanto, aquí no renunciaron nunca ni a las subvenciones ni al fraude al Estado, a los «bonus», a las «sicav» , a las «stock options», a la información privilegiada. La falta de definición de los delitos de corrupción económica, la lenidad de las leyes, el que nunca se devuelva lo robado, favorecieron y favorecen la ciénaga de la corrupción, el inmenso lodazal en el que nos han hecho caer.

         El dinero como decían los teóricos marxistas es lo único que no desaparece ni se comprime. Si a uno le vacían los bolsillos en un banco, es porque la cuenta de otro o de otros se ha rellenado en la misma proporción. ¿De dónde salían esos salarios inmorales de 2 millones de euros anuales, esos dividendos que se repartían y crecían anualemente entre los accionistas mayoritarios?. La respuesta es muy sencilla, de vaciar de modo inmisericorde, despiadado y sin escrúpulos las carteras de las ancianas, de los jubilados, de los asalariados.

       Ahora, los que iban de listos, los que se pavoneaban ante el país entero de sus vidas ostentosas, los que se hinchaban de dar conferencias y expansionaban sus bancos y empresas por el mundo entero, necesitan «un rescate fianciero» de nada menos que 100.000 millones de euros. Han sido tan listos, que se han pasado por completo de la raya. Ahora las consecuencias de sus desmanes  las pagamos todos.  Producen un desprecio infinito, aunque ellos se escuden diciendo que son resentimientos de clase.

      Ahora entiendo, comparto y asumo como divisa la frase más olvidada de Jesucristo: «Es más facil que un buey pase por el ojo de una aguja, que un solo rico entre en el Reino de Los Cielos». La frase genera tan pocas dudas, es tan clara, que durante siglos los exégetas cristianos inventaron toda clase de excusas para suavizarla:  Que si había una puerta en Jerusalem que se llamaba «el ojo de la aguja», que no se podía enterder de modo literal, que alude a un estado moral. Incluso cuando un rico, se acercó al propio Cristo y le preguntó qué debería hacer para salvarse, le dijo: «Deja todo lo que tienes». De esto dijeron también, que en vez de decir lo que dice, era una invitación a dejar todo lo malo, que no era el dinero, por supuesto.

             Todo excusas y falsedades. No hay mayor inmoralidad que la de los ricos. No hay resquicio legal al que no acudan para no pagar el dinero que les corresponde, incluso del que sacan del propio Estado, y cuando esto no les resulta suficiente, acuden sin mayores problemas a la evasión fiscal, al fraude, o a la huida a paraisos fiscales. Aquí no paga nadie, salvo claro está, los funcionarios , trabajadores asalariados y trabajadores autónomos.

             Eso sí, para todos estos que han desfalcado y saqueado el País, al que han enviado directo al fondo de rescate, el problema seguirá siendo el pobre salario de los trabajadores estatales o la mísera pensión de la viuda, del inválido o de la anciana. Lo que sigo sin entender es la falta de reacción de la gente, el que todavía haya unos cuantos cientos de miles, que justifican cualquier cosa, con tal de no abrir los ojos y ver la realidad.

                  No es que hayamos vivido por encima de nuestras posibilidades, lo que cosntituye la falsedad más grande que se pueda decir. La verdad es que algunos han robado por encima de las posibilidades de todos. Los mercados están imponiendo políticas económica criminales a los países indefensos.

       Nota: La novela «ciudad de ladrones», habla del asedio de Leningrado entre 1941 y 1944 y de todo loq ue ocurrió allí dentro, del millón de muertos durante el cerco de la ciudad. El título se ha quedado corto para expresar lo sucedido en España.