1984, la pesadilla de George Orwell


                            El Gran Hermano te vigila

                                           La guerra es la paz

                                           La Libertad es la esclavitud

                                           La ignorancia es la fuerza

        George Orwell escribió la novela 1984 pensando en la dictadura del Camarada Stalin, y el Gran Hermano era él. El Minisiterio de La Verdad era su omnipresente y todopoderoso servicio de seguridad, el KGB. La novela fue etiquetada como de «ciencia ficción», pero no lo era. Se trataba de una parábola o de una inmensa profecía. Ocurre que las parábolas, instrumentos del que se sirven los profetas, atraviesan el tiempo aunque se circunscriban a un momento o a una situación concreta. El mundo se liberó del comunismo y la humanidad, en su infinita ignorancia, creyó y se sintió libre dentro de las bendecidas democracias, vaciadas de contenido apenas veinte años de después de la caída del Muro de Berlín y de los Estados socialistas de Europa del Este ( Corea del Norte, Cuba y China  son solo caricaturas).

        No hay día en el que no haya nadie que nos recuerde los horrores represivos de los sistemas estatales comunistas, y hace unos días la ONU (Organización de Naciones Unidas), se enteraba por fin de qué está ocurriendo en Corea del Norte. Hace décadas que algunos intuimos que un régimen y un Estado de fantoches, solo se puede mantener en pie mediante un sistema represivo brutal. Los detalles, que es lo que nos ha ofrecido la fantástico ONU, nos sobraban todos. En cualquier lugar del planeta y podría citar una lista interminable de países, decenas de gobiernos supuéstamente democráticos, se han sostenido y sostienen de maneras muy similares. ¿Faltó algún líder europeo a las citas anuales con Gadaffi en Libia, Asad en Siria o Sadam Hussein en Iraq?.  Las guerras tribales del Congo, que mantienen en pie el lucrativo negocio de los diamantes, llevan ya causados 8 millones de muertos y ni siquiera una sola de ellas es noticia, ni titular de prensa. Pero no es de esto d elo que vamos a escribir, sino del Gran Hermano.

                                           Whatsapp y la falsa noticia

          Informativos y periódicos del mundo entero daban hoy (23/02/2014)  en sus portadas una noticia, la aplicación de comunicaciones que usamos una cantidad exagerada de personas, había dejado sin servicio a sus millones de usuarios. La pregunta es: ¿Y?. La telefonía móvil y los diferentes servidores seguía funcionando. La teléfono tradicional o por cable también, con sus mensajes sms. Internet estaba en su sitio. No pasaba nada pero millones de personas se sentían desesperadas e incomunicadas, al menos ese era el desarrollo del contenido de la «falsa noticia» difundida hoy por todo el Planeta. Hasta este punto de control sobre las personas han llegado «los dueños del mundo», los que crean los estados de opinión y qué cosas deben interesarnos, con qué nos debemos sentir indignados y qué hábitos de consumo debemos seguir. Estamos ante una tecnología que nos gobierna y que influye de modo directo en nuestras vidas y en nuestros estados de ánimo.

             Inmediatamente a esto, y por vía de mis contactos telefónicos, me llega la consabida cadena, una carta personal del «listo» creador de la red social Facebook, Sr. Zukerber, en la que pide que por favor reenviemos su contenido a al menos 10 de nuestros contactos, para detectar cuáles están activos. Por supuesto no he echo caso, pues yo de las cadenas: siempre tiro. Sería el último de los estados, aquel en el que nosotros mismos le proporcionamos al servidor toda la información que necesita para su espionaje.

            El caso es que día antes conocíamos la noticia de que el creador de Facebook había comprado el servicio de mensajería whatsaap, por una cantidad tan exagerada, de la que tampoco nos molestaremos siquiera en buscarle una razón. Es la gran fantasía o pesadilla, según en que lado se esté, de cualquiera que aspire a dominar el Mundo y sus usos. Tener concentrados en una sola mano y en un solo servidor, los datos de 500 millones de personas; sus gustos, sus amistades, sus opiniones y sus fotografías, que ellas mismas, nosotros,  proporcionamos.

            Ante esta exposición, mucha gente dice: yo no tengo nada que ocultar. Pero el asunto está completamente desenfocado, porque lo primero a lo que tienen derecho las personas es a que no se las espíe y a su privacidad. Ya hemos visto lo que han hecho en EE.UU con la privacidad de los datos de Hotmail, Gmail,  Yahoo, y tantos y tanto otros. Este es el mundo del verdadero Gran Hermano y  no ha hecho más que empezar.

          Nota: Cuando la ONU descubre las cosas.

http://internacional.elpais.com/internacional/2014/02/17/actualidad/1392643953_407244.html

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