- Calle Primo de Rivera, antes.
- Calle Primo de Rivera, después.
- Calle Severo Ochoa, antes.
- Calle Severo Ochoa, después
Lo que hemos visto no es trasplantar árboles, y esto que vemos tampoco es podar. Podar es quitar ramas secas o enfermas y no dejar los árboles convertidos en esqueletos de fantasmas. Por más que digamos no nos creerán y aunque mostremos las cosas siempre tendrán una justificación, o lo que es peor, alguien que lo justifique por ellos. Les vemos colocar sus anuncios: prohibido estacionar entre las 8 horas y las 15 horas del día X, por trabajos de poda. Hecha la advertencia, procedemos a fotografiar todo para mostrar el antes y el después. Todo hay que verlo, porque el lenguaje solo sirve para enmascarar.
Cortar las ramas la completo, no dejar un ápice de sombra, sea cual sea la especie arbórea, incluso aquellas que no necesitan poda, no tiene sentido ninguno. Igual que ellos podan y talan de modo continuo, calle por calle; nosotros fotografiaremos todo de igual modo, de manera que algún día alguien tome conciencia y diga que las cosas no pueden ser así.
Estos árboles no recuperarán la poca sombra que daban en al menos cinco años. Algunos ya estaban bastante endebles y escasos de masa arbórea por tan continuas y constantes podas, pero da igual, porque en Melilla se poda como se tala. Hay árboles en estado lastimoso, con ramaje mínimo y que aun así son objeto de ridículas podas.