




Se ha cerrado toda la avenida de Los Donantes de Sangre desde el principio hasta su final. Se ha cortado la mitad de la calle Luis de Ostáriz y su importante cruce con la calle Carlos de Lagándara, que es la salida natural y única del Barrio de la Libertad/Calvo Sotelo. A su vez, también se ha cortado esta última calle, lo que ha convertido este monte residencial en una «encerrona». No se podía salir del mismo por ninguna vía. Todo el tráfico, tanto el de ascenso como el de descenso (en la zona hay 4 colegios e institutos), contaba con solo dos calles para evacuar todo el tráfico que quedaba atrapado sin remedio posible. Son las de Auxilio Social y alférez Francisco Soriano.
Como viene siendo habitual en los últimos tiempos, todos estos cierres se han producido sin comunicación previa a la ciudadanía, sin posibilidad de buscar rutas alternativas, y sin información en las propias calles sobre lo que estaba sucediendo o iba a suceder. No había tampoco presencia de agentes de la Policía Local, porque nadie les había avisado. Los cortes de las calles se produjeron a media mañana.
Escribimos solo para dar testimonio. Los cortes totales son como consecuencia del reasfaltado de la parte baja de Donantes de Sangre y del cruce con Luis de Ostáriz y Carlos de Lagándara. El atasco en el Tesorillo ha sido completo en toda la calle de Fernández Cuevas y del General Pintos. En la rotonda situada entre la calle del Alcalde Antonio Díez y Altos de la Vía, no se podía circular en ningún sentido.
El área afectada y cortada es de las más grandes que se recuerdan. La situación continuará al menos hasta la próxima semana, y tampoco sirve de mucho utilizar el acceso por Alfonso XIII, porque las obras continuarán en la zona. Al menos, cuando todo se corta sin posibilidad de solución, lo que debe cerrarse es la regulación semafórica, tanto al final de General Pintos, como en Francisco Soriano, porque los semáforos activos iban colapsando cada vez más la zona.
Hay más coches que asfalto. No se ha querido meter mano ahí porque muchas familias viven de la compraventa y de los talleres. Y quieren que la gente sienta que tienen la «libertad» de darse un rule.
Como el hamster en la rueda.
Al estrangular, por ejemplo con obras, todo se sobredimensiona. Pero el problema sigue estando latente de forma constante.
La gente tenemos que andar más sí o sí.
A esta hora la gente vuelve del trabajo. El 60% del empleo está en el centro de la ciudad. Los organismos públicos también. La desigual distribución de colegios e institutos es otro factor añadido. Quienes van o vienen de la compra, a por sus hijos al colegio, o regresa a su casa, no tiene otras opciones.
Lo que no es muy considerado, es organizar un caos. El barrio Industrial está igualmente saturado de obras, y el centro de la ciudad.
Como dice este título, es todo a la vez.
No hay día que no baje de los 10.000 pasos a pie. Pero cuando hay que coger el coche, hay que cogerlo. ¿Existe el transporte público, se ha pensado en él? También soy uno de los que más usa la COA. Esto no es soportable.
Casi toda la ciudad está levantada por obras.
Lo que no han levantado las obras, se levanta, o se hunde, según caso porque algo falla.
baldosas rotas y hundidas por el peso de las máquinas limpiadoras, exceso de riegos con abundante agua, lo que produce la oxidación de arquetas y tapaderas metálicas.
Visitando la Plaza Héroes de España, podrán comprobar las arquetas que han reventado hacia arriba, elevando y desplazando la solería, junto a los bancos, e incluso dentro de la terraza allí ubicada.
Agua que sale por los portalámparas de la iluminación embutida en los bancos modernistas, con el consiguiente peligro de posibles descargas eléctricas.
Mi pregunta es: No pasa por allí ningún político, ni responsable de esos cometidos?
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Colegio Gabriel de Morales. Mil alumnos. La Salle, Juan Caro…dos mil y pico. Más otros casi mil del León Solá. Todo en un radio de 500 metros o así. Sin atisbo de privilegiar transporte público o de ordenar el tráfico para que la opción sea caminar.
Además del desmadre propio de la Salle, con todas las escolarizaciones sin guardar ni protocolo ni vecindad ni nada, solo los enchufes varios en el Ministerio, con lo que hay cientos de vehículos a diario.
Eso va a ser un foco de accidentes y de contaminación de proporciones épicas.
Tenemos «políticos» por encima de nuestras posibilidades.
Otra isla educativa, equivalente a la del Barrio de la Victoria.