Acaba el mes de mayo, y el ciclo litúrgico ha hecho que este último domingo sea el del Corpus, que en Toledo (la catedral primada de España), se sigue celebrando el jueves, uno de los tres que relumbran más que el Sol. En Castilla La Mancha es día festivo, y en su capital se reproduce cada año la procesión más antigua de España, en la primera gran capital arrebatada al Califato de Córdoba en 1086. Desde entonces, la primera gran frontera peninsular se estableció en el río Tajo. Las cofradías del Corpus de Toledo son las más antiguas del país. Es una procesión sin imágenes, solo con la gran custodia de Arfe, la más espléndida de todas las existentes, y con diversos y suntuosos estandartes. A ella acude el Ministro de Justicia como Notario mayor del Reino.
En Melilla todo es más modesto, obviamente. Sin embargo, cada año acudimos a esta procesión para obtener imágenes. Es el mismo acto repetido anualmente, pero siempre hay algún detalle que lo hace diferente. Este año, sosteniendo uno de los varales del palio que cubre y protege la Custodia, se encontraba el presidente de Melilla, Juan José Imbroda. En el centro se encontraba el vicario episcopal, sosteniendo la Custodia del Corpus, para luego depositarla en las andas procesionales.
Nunca volverán a ser las cosas como las vemos en un momento determinado, podemos bañarnos en el mismo río pero nunca en el mismo agua. Todo cambia, de modo constante, casi imperceptiblemente. Cambian los observadores, cambia también lo observado. Retenemos solo un instante del presente, que no es más que eso.
Leyenda inscrita en la custodia: «Pedida de limosna por Fray Felipe de Coín». La fecha no la recuerdo, pero es en los años de la República. Pertenece a la Iglesia del Pueblo.
Para alguno de los que ahí están, será su última Custodia en Melilla.
Cuanto silencio…..
http://elfarodigital.es/melilla/editorial/187657-el-desaire-del-vicario.html