Los trabajos eternos del río


                                   Los cañizales del río

          La desembocadura del río de Oro lleva infectada décadas sin que parezca haber solución posible. En cualquier otra ciudad se aprovechan las desembocaduras de los ríos en zonas urbanas,  para crear paseos o zonas de esparcimiento, o simplemente, cuando se mantienen limpias y en buen estado, como pequeñas albuferas o humedales, en donde reposan las aves, y en donde habita la fauna. Hace años que ya no hay peces en la desembocadura del río, ni tan siquiera ranas, ni se acerca por allí ave alguna. Todo es barro, cieno, fango, mosquitos y aguas descompuestas.

              Todo es un trabajo tortuoso y baldío. Cerrar la desembocadura para impedir que las aguas negras lleguen hasta la bahía melillense y contaminen el agua un poco más. Unos trabajos repetidos, como condena, año tras año, sin resultado alguno, en una lucha imposible y baldía contra la naturaleza.

 

 

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4 comentarios en “Los trabajos eternos del río

  1. como diría el pelele que manda en el partido que nos manda, un río es un río. Los miopes, por llamarlos ingenuamente por mi parte, son los que tratan de que sea otra cosa.

  2. Una vez más los políticos haciendo gala de una gran sensibilidad medioambiental. Si por ellos fuera cementarían hasta las orillas de las playas. Ni albuferas ni longanizas… CEMENTO!!!

Acostúmbrate a sufrir con paciencia las contrariedades, a escuchar en silencio lo que desagrada, a estar sosegado entre los turbulentos y a permanecer tranquilo entre el estrépito del mundo.

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