En las mañanas apacibles y tranquilas, las gaviotas reposan sobre el techo del antiguo cargadero del mineral del Rif, el que tantos disgustos causó a España, y que contribuyó a engrosar las fortunas de muchos políticos y empresarios de la época. Algún día habrá que recopilar el catálogo de ideas absurdas y peregrinas que se lanzan a la población, como si fuéramos una balsa de carpas a las que engordar; en época electoral. Una de las más insólitas fue la de crear aquí un hotel de 5 estrellas, y del que incluso se llegaron a ofrecer acciones.
Las gaviotas no vuelan todo el día, pasan mucho tiempo posadas. Cada una tiene su farola, o su lugar de reunión. Ahora están tranquilas. Ya ha pasado la época de cría y el alimento no falta. Reposan tranquilas en espera de lo que les deparará el nuevo día. Viven confiadas. El antiguo cargadero del mineral, se asemeja a una flecha que se adentra en el mar. El eco doloroso de la guerra ya está olvidado.