- Francisco Pérez, Salvador Bueno, Carlos Castañeda
- Pregonero de 1993
- Despedida de los Capuchinos
- Cementerio de Melilla
Ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén
Hoy tres de mayo, festividad no canónica de la Santa Cruz, ha fallecido el que fuera Hermano Mayor de La Cofradía de La Victoria, Francisco Pérez Álvarez, a la edad de 81 años. En la vida se producen a veces extrañas coincidencias, y no dejar de ser llamativo, que un «hombre de iglesia», como él se definía, culmine su vida, en el día en el que se conmemora aquello a lo que este hombre siguió durante toda su vida, la Cruz de Jesucristo, representada por su Iglesia. Para casi la totalidad de los que le conocían, era el ejemplo del hombre bueno, de sentimientos franciscanos, gran defensor de la Iglesia del Pueblo, y templo patronal melillense. Dicen que uno de los días más tristes de su vida, fue el de la marcha de los capuchinos en Melilla La Vieja, en la que estuvieron asentados durante más de cinco siglos, desde 1497 hasta 2004.
Francisco Pérez Álvarez fue también administrador del Telegrama de Melilla, hasta su cierre en 1984. Fue un prolijo articulista e historiador religioso a lo largo de muchos años, aunque no llegara a publicar libro alguno. Ejerció esa oscura y poco reconocida labor de evitar que las historias se pierdan, pero también, la más necesaria de todas. No siempre debe buscarse el reconocimiento vano, y Francisco Pérez Álvarez no lo busco en ocasión alguna. En 1993 fue pregonero de la Semana Santa de Melilla.
Su erudición y grado conocimiento de la historia de la religiosidad cristiana melillense era absoluta, y aunque era un hombre devoto, no era nada mojigato, ni tampoco alguien que se arrima a los pasillos eclesiásticos para conseguir posición o notoriedad social . En la Iglesia no hay derecha ni izquierda, sino lado de la epístola y lado del evangelio. En las conversaciones que mantuve con él en los últimos años, puedo asegurar, que podía rebasar a su interlocutor, por cualquiera de los dos lados. Si algo consiguió de La Iglesia, como el nombramiento episcopal como acólito en 2003, fue por propio tesón y conocimientos, y sin hacer pasillo.
Como le dijo Jesucristo a Poncio Pilato: «no tienes nada en tus manos», y es verdad que no decidimos ni el principio, ni el final. El ejemplo está aquí, y está hoy, con esta entrada que no pensaba hacer, en un día como este. Hace ya año y medio que decidí crear la categoría del «obituario», para despedir, con palabras sencillas, a personas que a mi juicio, lo merecen. La muerte no forma parte de la vida, la muerte no se vive, pero siempre nos acompaña, más en unas épocas que otras.
Que descanse en paz, el Hermano Mayor de La Victoria, Francisco Pérez Álvarez.




Pues descanse en paz, hoy un día tan especial.
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IN MEMORIAM
Fue eso que relatas, querido Hospitalario, y mucho más. Si las piedras hablaran, hoy y para siempre, habría un murmullo de siglos en la ciudad vieja…Pérez Álvarez fue un cristiano comprometido con la Iglesia y con su tiempo. Las miles de horas que dedicó desde su puesto de administrador de El Telegrama del Rif, periódico en el que ofrecía las noticias de la iglesia diocesana y local. Amigo personal de obispos, sacerdotes, religiosos y laicos comprometidos, se convirtió en todo un referente de constancia y entrega a su vocación religiosa, vivida con intensidad en la Venerable Orden Tercera de San Francisco de Asís; sin desdeñar su posición de esposo y padre ejemplar. Adorador Nocturno, cofrade de la mas antigua de las cofradías de Melilla, congregante de la Victoria, hermano de la Divina Pastora…fiel servidor de la iglesia de Capuchinos. Acólito, lector, monitor, ministro extraordinario de la comunión, secretario de la Escuela de Teología, jefe de prensa de la vicaría, con varios vicarios y en distintas épocas…
Tengo constancia de dos acontecimientos históricos en los que su autorizada voz se escuchó en toda la geografía nacional. Corría la década de los 80, y anunció la salida procesional de los Santos Patronos de la Ciudad en procesión de rogativas, para que sus Hermanos Capuchinos no salieran de Melilla. La otra, cuando cansado de la no concurrencia de fieles a los cultos de la Patrona, tomó la decisión, apoyado por su Junta de Gobierno y por el Guardián de los Capuchinos, Fray Jesús Cortejosa, de trasladar cada año la imagen titular a las distintas parroquias de la ciudad.
La fotografía que se publica hoy en esta página es muy significaiva. Recoge el instante solemne en el que Pérez Álvarez, en calidad de Hermano Mayor, acompañado por Hermanos de su Junta de Gobierno, reciben al Comandante General de Melilla, representante de Su Majestad el Rey en la procesión del Santo Entierro.
Descanse en paz el entrañable amigo de tantos años, que con sus manos llenas se ha presentado en presencia del Padre.
Muy interesante compilación, sobre alguien al que conocías muy bien, Imparcial. Para vencer a la muerte, solo es preciso morir.
Tuve la enorme oportunidad y suerte de trabajar durante muchos años junto a Paco Pérez Álvarez en el viejo periódico «El Telegrama».
Sus responsabilidades como administrador de una empresa estatal que tuvo absolutamente olvidadas sus responsabilidades para aquel periódico, supo Pérez Álvarez suplirlas con tesón y dedicación.
Sin duda la plantilla del viejo «El Telegrama» lo recordaremos con cariño. Fue un excelente ser humano. (Q.e.p.d).
Gracias Miguel Angel por tu testimonio. Vengo derrotado del cementerio. Sólo el afecto de su familia podrá suplir el enorme dolor que me produce la pérdida del entrañable hermano y amigo. Decanse en paz el hermano queridísimo de todos los Capuchinos.
Santísima Vrgen de la Victoria: Clemencia y misericordia.