- Autoridades en busca del fuego
- Las llamas de la hoguera
- Sombras entre las llamas
El día de San Juan marca el verano en Melilla. Anoche sopló viento del NO. Casi siempre suele ser un día accidentado en el aspecto meteorológico. Cuando domina el levante los fuegos arden mal, porque se llena de humedad. Hace tres años resultó herido el maestro pirotécnico. El año pasado todo se cubrió de agua, rayos y truenos, como un signo de los tiempos tormentosos en los que estamos inmersos. Pocas tradiciones quedan ya en pie, y las que todavía se mantienen están vaciadas de contenido. Empieza a no importar ni siquiera aquello que se conmemora. La desmemoria avanza y se extiende.
En las hogueras de San Juan se quema, en símbolo, todo lo malo que nos ha acontecido. Mojarse en el agua es rememorar el rito del bautismo, el agua que limpia y purifica, peor de nada vale si no se es consciente del hecho. Sin memoria, sin amarres ideológicos, sin nada que sirva de orientación y guía, somo pasto fácil de las llamas del relativismo moral y político, del carpe diem. Así nos va a todos y a estas sociedades, en las que cualquier gurú mediático, acaba convirtiéndose en un fenómeno de masas. Aun resguardados por una fuerte carga de ideología y de compromiso ético, la capacidad de resistencia que podemos oponer al vaciamiento colectivo de la sociedad es poca. En realidad, estamos a salvo de muy pocas cosas.
En busca del fuego
El temporal de viento del noroeste arreció a lo largo de toda la tarde. La medianoche no fue el inicio de nada. Las autoridades se movían nerviosas frente al no muy numeroso público congregado. Los allí congregados querían disfrutar de la majestuosidad del fuego y de su poder hipnótico. La situación de la hoguera oficial, solo permite que una reducida cantidad de público pueda disfrutar de ella. Tras los efímeros fuego artificiales, pasada media hora desde la media noche, la hoguera oficial de las vanidades se envolvió en llamas en apenas unos instantes, justo cuando el viento ofreció un pequeño instante de tregua. La temperatura junto a la hoguera se elevó de modo instantáneo. El aire caliente envolvió a los allí congregados. El fuego absorbe todo lo que le rodea, no se mezcla con nada y consume todo lo que tiene a su alcance. El dominio del fuego permitió el desarrollo de la humanidad y su supervivencia. Honrarlo y venerarlo es un rito.
La hoguera modernista ardió en poco tiempo. Las alegorías de las estaciones se ofrecieron sombras fantasmales dentro de las llamas. Como todo lo mágico, dura apenas un instante. Por eso volvemos siempre al fuego.



La celebración de la noche de San Juan es una fiesta popular y participativa. Convertirla en esto a imitación de las fallas donde se quema lo que le ocurra no se sabe a quien, no tiene ningún sentido, más que dejarla sin contenido.
Todo se va vaciando de contenido, no solo éste, sino cualquier otro. Lo que se impone es la homogeneización. Cada vez hay menos recursos para luchar contra esto, Isa.
Las Hogueras de San Juan
Dedicado a Isa y Hospitalario
Siempre ha sido una fiesta
popular y muy participativa
Hombres, mujeres y niños
todos a la calle con alegría
para celebrar la llegada del
anunciado y deseado verano.
Las modas pasan de largo
las tradiciones permanecen
Algunos copian y muy mal
de otros lugares perdiendo
con el cambio, las señas de
identidad de todo un pueblo.
Habían acabado las clases
el día 23 de buena mañana
los niños del barrio teníamos
trabajo,acarrear matojos secos
y para atarlos, unas sogas de
esparto y los mayores a apilar
trastos y muebles en desuso.
Habían elegido el lugar idóneo
el cruce de dos calles cercano
a mi casa y eso me alegraba.
Las manos habilidosas de unas
vecinas habían confeccionado
un muñeco con telas de colores
para que presidiera la hoguera.
Como en Fuente Obejuna todos
a una y se notaba mucho trajín
pero el buen humor y las risas
también eran los protagonistas
de la noche mágica nadorense.
Y se fomentaba la convivencia.
Las familias cenaban pronto
y colocaban sus sillas de anea
a una distancia prudente para
presenciar el espectáculo del
fuego purificador de luz y calor.
Y la hoguera empezaba a arder
los jóvenes esperaban ansiosos
a que hicieran acto de presencia
las brasas para saltar sobre ellas.
Bajo un cielo azul inmenso donde
la bella Luna Llena se paseaba
escoltada por estrellas elegantes
Los asistentes hablaban y reían
las madres controlando a sus hijos
para que no se desmadrasen ante
la algarabía producida por la gente.
Una vez acabado el fuego de vivos
y bellos colores:naranja, amarillo
azul ,verde y apagado los restos
de la hoguera, las mamás cogían
a sus retoños y todos para la playa.
Para mojarlos y purificarlos con
el agua de la plateada Mar Chica.
Seguro que en la hermosa Melilla
modernista también lo celebrarían
como mandaba la tradición popular.
Precioso, Nadorense.
Deberíamos preguntarnos a nosotros mismos qué nos ha pasado para que solo nos guste lo que huela a yanqui.
Sabia pregunta Isa, que invita a la reflexión.Es muy difícil escapar de las garras del consumismo y de la influencia del Tio Sam. Ojalá hubiera muchas personas como tú, solidarias, reflexivas y sensibles. Un saludo agradecido de un nadorense, fiel seguidor del Alminar y de su «buena gente».
Montaje fotográfico de la Hoguera
http://fotografiasdemelilla.blogspot.com.es/2015/06/hoguera-san-juan-2015-melilla.html
Magnífico y muy logrado trabajo, Uno de Melilla.