Aeropuerto de Melilla Virgilio Leret


Por qué Virgilio Leret Ruíz

El primer motivo es que se trata de un comandante aviador, Jefe de la Base de Hidroaviones del Atalayón, ingeniero mecánico electricista, muerto en el cumplimiento de su deber, la defensa del Gobierno, el 18 de julio de 1936, en cuya madrugada fue fusilado. Tras un arduo trabajo de más de dos décadas, llevado a cabo por su hija Carlota Leret O’Neill (Medalla de Oro de Melilla 2020), se le reconoce el invento del «mototurbocompresor de reacción continua«, un prototipo, que de haber podido desarrollarlo, le habría convertido en una de las figuras aeronáuticas más eminentes de la historia española. Probablemente, hoy tendríamos un modelo de motor a reacción para aviones con su nombre. Todo esto quedó truncado por un alzamiento militar contra el gobierno elegido en las urnas, y por una ejecución sumaria y sin juicio, en las laderas del Atalayón. En cualquier ciudad que no fuese Melilla, esto solo sería más que suficiente, para que Virgilio Leret diese su nombre al aeropuerto de la ciudad, desde hace más de una década.

Pero hay un segundo motivo, y es este. El 10 de marzo de 1941, Carlota O´Neill intentó que se le renovase la sepultura en nicho, recibiendo la siguiente respuesta: «la sepultura donde yacen los restos de D.Virgilio Leret es de propiedad militar; por lo que no puede adquirirse la misma. A pesar de que muchas personas fueron a pagar espontáneamente los gastos que ocasionara el traslado a terreno civil, el general Bartomeu no atendió ninguna de estas solicitudes, para arrojarlos a la fosa común y que nadie supiera dónde se hallaban».

El rescate del nombre de Virgilio Leret se inició desde la nada. desde el olvido absoluto al que quisieron relegarlo. Solo se contaba con el testimonio de Carlota O’Neill en su libro: Una mujer en la Guerra de España. No había más porque Carlota y sus hijas se marcharon primero a México y finalmente a Venezuela. El ánimo y la férrea de voluntad de su hija, Carlota Leret, apoyada por muchas personas y grupos que mantuvieron su memoria en Melilla, han llegado al feliz término de que el aeropuerto de Melilla, lleve a partir de ahora su nombre. Es un nombre para siempre, para la eternidad, para las generaciones futuras, para la historia de la Aviación española. Homenajeando a Virgilio, se enaltecen muchos otros valores.

Los méritos de Virgilio Leret y de todos los que han apoyado esta causa, están perfectamente reflejados en el argumentario elaborado por la Delegación del Gobierno de Melilla, y que compartimos en el presente artículo. El documento nos ha sido proporcionado por la propia Institución. Así quien quiera podrá leer y opinar de modo fundamentado.

Gloria Rojas, Sabrina Moh y Elena Fernández

Tres mujeres comprometidas con una causa, la de la memoria, pero sin rencor. Gloria Rojas, Vicepresidenta del Gobierno de Melilla. Sabrina Moh, Delegada del Gobierno de la Nación. Elena Fernández, Consejera de Cultura de Melilla. Han trabajado al unísono y han conseguido lo que parecía imposible, llevar el nombre de Virgilio, merecidamente a su cénit. No es fácil que te autoricen algo así, porque los aeropuertos no son edificios cualesquiera. Sus nombres entran en una red internacional, y no todos los aeropuertos tienen nombres personales. Virgilio Leret ya fue reconocido como una figura de la Aviación Española en 2002, en una publicación del Ministerio de Defensa, a cuyo frente estaba entonces Federico Trillo. El número 20 de la revista Aeroplano, le dedicó un extenso artículo a su figura y al análisis técnico de su motor.

No es una cuestión de competencia de nombres, resulta lógico que un aeropuerto pueda llevar el nombre de un aviador. En el caso de Melilla ya existe una calle con el nombre de un aviador del ejército franquista, Joaquín García-Morato, y un monumento a otro aviador, también de la etapa de la dictadura, pero sin relación con la Guerra Civil, Tomás Castaño de Meneses, cuya vinculación con la ciudad fue tangencial. Esto ya está escrito hace mucho, y la petición para que el aeropuerto de la ciudad lleve el nombre de Virgilio data de 2005.

Con un ánimo frentista, la derecha de Melilla ha propuesto un nombre alternativo, que ya existe en el callejero de la ciudad, el del guardia civil Antonio Molina, asesinado en un atentado de ETA en diciembre de 2002. El senador del Partido Popular Carlos Benet (1986-2008), «no tiene objeción alguna a que el aeropuerto de Melilla lleve el nombre de Virgilio Leret, y además ve hasta lógico que esa instalación lleve el nombre de un aviador».

La familia Benet y el Protectorado Español en Marruecos

La familia Benet llegó al Protectorado Español en Marruecos, desde su mismo inicio, procedente de Cataluña. Es una familia perteneciente a la burguesía catalana, de múltiples ramas, casi todas acaudaladas y de gran influencia social. Presidieron desde el principio la Papelera de Tetuán, que abastecía de productos de papel y cartón a todo el Protectorado español. La Papelera se mantuvo en manos españolas hasta 2005, y estaba valorada en 115 millones de euros. La rama melillense a la que pertenece Carlos Benet, senador Popular durante 6 Legislaturas, y el ya fallecido empresario de hostelería Guillermo Benet, tiene ya 5 generaciones enraizadas en la ciudad.

Pocos saben que Francisco Benet Enrich* era el secretario de la Delegación del Gobierno en julio de 1936. Ante los rumores y movimientos de «golpe contra el gobierno», fue encargado por Gil de Terradillos (Delegado gubernativo) para inspeccionar la Comisión Geográfica y la representación de La Legión. La conspiración vigilaba muy extendida, pues se habían juramentando meses atrás y detectaron rápidamente esos movimientos. Francisco Benet quedó detenido esa tarde a las las 16h 00. Apenas una hora después los conjurados detuvieron al general Romerales en la Comandancia, quedando Gil de Terradillos aislado en la Delegación. El cerco estaba completo, Soláns Lavedán al frente de la Comandancia y dictado el Bando de Guerra a las 19h 00, frente al café La Peña. Esa misma tarde-noche empezaron los asesinatos callejeros. Benet Enrich sería liberado en Tetuán al acabar la guerra.

La pretendida polémica es artificial. Se trata solo de reparar la memoria de un aviador, ingeniero mecánico, que murió en defensa de su gobierno. Se trata de una acto de justicia histórica, y de rescatar un nombre del olvido, que de no haber mediado la guerra civil y el golpe de Estado de Franco, hubiese llegado a ese mismo lugar.

Nota: Historia de tres aviadores en Melilla | El Alminar de Melilla. *Miguel Platón; El primer día de guerra. Paginas 269-280.

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