El recortazo del PP de Mariano Rajoy
Vanagloriarse de tomar medidas duras que a uno no le afectan no es valentía sino todo lo contrario. Ensañarse con los funcionarios y trabajadores del Estado no supone «gloria alguna», porque es tan fácil como disparar en una barraca de feria a una fila de patos de madera. Mariano Rajoy y su PP han aprobado unas medidas electoralistas, porque preservan a las autonomías y a los ayuntamientos, que son el mayor caladero de voto del Partido Popular. Son medidas fáciles de tomar porque los trabajadores del Estado están a «tiro fijo». Son medidas profundamente injustas y dañinas, porque golpean al único colectivo que mantenía todavía un cierto poder adquisitivo.
Son injustas porque los funcionarios y trabajadores del Estado no le deden nada a nadie, porque todos han aprobado unas oposiciones en las que además se les exigían unos requisitos mínimos. Ni una sola medida para adelgazar la gran masa de clientelismo, amiguismo, enchufismo y nepotismo que distinguen a algunas de las administraciones en donde los populares gobiernan desde hace décadas y que también resultan prácticas habituales en administraciones de otros colores políticos.
Por norma general, un empleado de una administración local o autonómica cobra una cantidad sensiblemente superior a la de su homólogo estatal, y todavía nadie ha pensado en realizar una Ley de Retribución de puestos de trabajo que iguale los salarios de un trabajador, sea cual sea la administración para la que trabaje. El colmo de estas medidas de Rajoy sería el que se viese como se suprime la paga extra de los funcionarios y trabajadores del Estado, y sus homólogos de las administraciones locales y autonómicas la siguiesen percibiendo sin problemas.
Son daniñas porque perjudican de modo claro a un colectivo que mantenía un poder adquisitivo fijo y situado en el borde de la línea del mileurismo. Subir la tributación del IVA y pretender que no disminuya el consumo, cuando se agrede de modo tan claro al poder adquisitivo de los funcionarios es algo absolutamente contradictorio y contraindicado. Veremos que pasa con el consumo en estas navidades. Luego, cuando nada de esto funcione, veremos qué se les ocurre para golpear de nuevo a los mismos.
No son medidas valientes porque ni siquiera las han tomado ellos. Les han obligado a tomarlas, que no es lo mismo. No son valientes porque todo ha estado precedido de filtraciones, rumores y globos sonda, para que el ánimo depresivo fuese calando en el ánimo de los colectivos destinados a sufrirlas. No las han afrontado con valentía tampoco, porque tampoco han explicado la profundidad ni la duración de las mismas. Ser duro con los débiles y blando con los poderosos no es algo valiente, es lo que suele hacerse a lo largo de casi toda la historia humana.
Insisto que no he visto una sola medida para reducir los privilegios de la clase política, ni un avance sobre una Ley de retribuciones de cargos públicos que limite los sueldos de los representantes de municipios y autonomías. Limitar los sueldos y el nº de los cargos públcios en cada administración. No he visto tampoco una sola medida para recaudar más dinero de los que más tienen. Al final los que nunca hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, acabamos pagando los desmanes de los que sí lo han hecho.
Como reflexión final digo lo mismo que con Zapatero, y es que cuando uno se ve obligado a actuar en contra de sus deseos y promesas y sobre todo, cuando hace lo contrario de aquello que dijo que no iba a hacer, lo justo es que tras tomar esas medidas, si son estrictamente necesarias, dimita. Intentar justificarse para salir indemne moralmente de algo así, es cuando menos patético. Aunque lo más bochornoso viene ahora, cuando hagan salir en fila a todas las cabezas pensantes del partido a justificar lo que no tiene excusa posible. Los ricos y los defraudadores se lo han llevado crudo, como siempre.
En 2013, por este camino, la situación se hará insostenible y deberán adelantar elecciones. Hay varias decenas de medidas a tomar para ahorrar y/o recaudar esos 65.000 millones de euros, sin hacer ni una sola de las cosas que ha hecho el Partido Popular.