- la corriente avanza
- y también fluye
Hay una antigua canción de Barricada que decía así: «¿Quién roba, quién miente?, ¡Que entre la corriente a ver a quién se lleva!. Leemos todos los días noticias sobre desfalcos al Estado, sobre avispados que se creían listos y que en realidad solo estaban amparados por las élites que se servían de ellos. El cacique popular Baltar, juzgado por enchufar a 116 personas (familiares, amigos), el antiguo presidente de los empresarios españoles, Díaz Ferrán, el líder de Unió Durán Lleida, el partido coaligado con Convergencia y que ahora gobierna en Cataluña, ha resultado condenado por financiación irregular del partido, que es la madre del cordero de la corrupción que azota y asola España. El país esta arruinado, la gente desesperanzada y casi sin alternativas creíbles, salvo soluciones regionales o provinciales. El Gobierno se muestra indolente, a merced de la corriente, como la de la que hablaba Barricada, como la que a veces tiene el Río de Oro. Nosotros mismos nos encontramos en una situación parecida. Hay demasiados temas, todo parece estar dislocado, movido por un caudal impetuoso que nadie parece contener o dominar. No hay tiempo material para comentar tantas cosas, o para hacer un índice mínimo. Los temas se amontonan incluso antes de que pueda haber preparado un enfoque adecuado. Todo el mundo busca respuestas, o siquiera sentir que sus pensamientos o intuiciones son compartidos por otras personas.
El número de visitas no cede en El Alminar. Cada vez hay más y mi capacidad física para relatar cosas, está al límite. Los archivos fotográficos están inundados, la selección de temas se hace casi imposible, dada la abundancia de objetivos. No hay tiempo. No se puede dar respuesta a tantas preguntas. La corriente sigue fluyendo. Nos lleva. Casi no hay manera de abordarla. Todo parece tranquilo y a la vez lleno de amenazas. Todo el mundo parece esperar algo. Este estado de cosas no puede seguir así. Pasan cosas y hay que seguir relatándolas.