El viento de levante se impuso este fin de semana tras más de un mes de dominio del frío poniente. Las aguas se agitan tempestuosas en el mar, e incluso en el lago artificial del Parque Forestal, que parecía un mar embravecido. Las aguas de Melilla están revueltas, eso ya nadie lo duda y todo el mundo espera ver a quién o quiénes se tragarán las olas, o qué barca zozobrará y no soportará más embates.
Solo es una foto, realizada casi a ras del agua, justo detrás del chorro que rellena el nivel del lago o que lo renueva para oxigenar las aguas y provocar algo de corriente. Las aguas estancadas siempre son malas. Vista así, desde una posición tan distinta a la habitual, ni siquiera parece que estemos en Melilla, ni frente a la laguna del Parque Forestal.