El viejo truco de parchear


Parche y pintado de cara a las elecciones

          Cada vez que llega una nueva convocatoria de elecciones, con su magia electoral, reaparece el viejo truco de parchear y pintar los pasos de cebras y las líneas continuas de las calles, que suelen se invisibles el resto del año. La pregunta es si sigue funcionando este recurrente truco, tan viejo como los propios procesos electorales. La actividad del parche es tal en nuestro país, que se ha convertido en un «modus operandi», esto es, una forma de ejercer la gestión de una ciudad o del propio Estado. Se actúa cuando surge el problema, no antes. No se anticipa nada.

             Si se tapase un bache o repintase un paso de cebra cada vez que está en malas condiciones y se tapara cualquier hueco cuando tiene el tamaño de un gua, nadie se daría cuenta y nos acostumbraríamos al estado perfecto de las cosas.

           Sin embargo, si tras dos años de sobresaltos con los coches en la calles de la ciudad, de maldecir al concejal de Fomento y de adivinar los pasos de cebra o la posición correcta en el carril de circulación, se parchea todo de una vez, y se repinta hasta aquello que no creíamos que existiese; la sensación de buena gestión, de respeto y atención al ciudadano, es tan notoria, que la gente se siente feliz con el gobierno que le ha tocado en suerte, aunque sea el peor que haya pasado por nuestro mundo.

           Es un truco antiquísimo, que ya sabe todo el mundo. Está por ver que siga dando resultado.

Un comentario en “El viejo truco de parchear

Acostúmbrate a sufrir con paciencia las contrariedades, a escuchar en silencio lo que desagrada, a estar sosegado entre los turbulentos y a permanecer tranquilo entre el estrépito del mundo.

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