El requisito de un banco


 

 

         Estamos en la plaza de Adolfo Suárez, en el nombre sin plaza. La existencia de la plaza ha saltado al conocimiento de los melillenses con ocasión del fallecimiento del que fuera el primer presidente constitucional de esta etapa histórica. Este lugar resulta de la confluencia de cuatro calles y avenidas de Melilla. Hasta hace no mucho no era ni una plaza ni tenía nombre, porque no estaba catalogada como tal. Quizá dentro de algún tiempo sí sea una plaza, aunque de momento ya tiene nombre.

                Es un lugar con buena sombra. Sus ficus se tocan por la copas y proporciona una sensación térmica agradable en el inicio de la rigurosa canícula melillense. Un día indeterminado aparecieron allí estos artefactos, que según el diccionario de la Real Academia podrían ser bancos, porque según su definición, la condición para ser un banco no es tener respaldo, sino asiento.

               Está claro que lo que se pretende no es la comodidad del ciudadano, sino que no se detenga en lugar alguno y no cree problemas, como charlar, beber cerveza, jugar los niños/as o conspirar contra el gobierno en ejercicio.

        Nota:  http://laotramelilla.blogspot.com.es/2012/09/no-habia-otros-bancos-mas-comodos.html

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El banco malo


 

Sentarse en Melilla

    Sentarse en Melilla y en muchas ciudades empieza a ser algo difícil. Los bancos de sentarse están desapareciendo de las calles, los otros desgraciadamente abundan. En las ciudades cada vez quedan menos asienteos urbanos, porque los alcaldes solo quieren que los ciudadanos transiten y se detengan lo menos posible en las plazas y calles. Por eso, los bancos no se cuidan, no se reponen si se deterioran y si se colocan algunos, no suelen estar a la sombra. Nadie quiere a los ciudadanos sentados, despotricando del gobierno e ideando sabe Dios que revueltas.

       A la derecha, los ciudadanos sentados les parecen sospechosos y más de cinco pueden constituir una concentración ilegal y ser objeto de multas. En Melilla se está perpetrando un nuevo Reglamento de Convivencia que pretende sancionar el comer pipas, no ya tirar las cáscaras al suelo, cosa casi inevitable dada la ausencia de papeleras, sino el hecho de sentarse a comerlas. Sentarse implica la posibilidad de charla y calumniar a los gobernantes, lo que resultaría intolerable.

       La 3ª ley de Melilla dice que: observada una situación de deterioro, lo normal es que pasado un tiempo todo siga igual, salvo que por catástrofe natural o por acción humana, todo haya empeorado de manera irreversible.

       Estos viejos bancos de madera, incómodos como pocos, están justo al lado de la explanada de San Lorenzo y frente a una zona residencial. Hace no mucho pasamos por allí y fotografiamos su estado, que ha empeorado de modo ostensible. Yo creo que no quieren que nadie se siente allí, no sea que se perturbe algún sueño muy principal.

         Yo tengo la sospecha de que la derecha diseña ciudades incómodas para el ciudadano. Existen patrones comunes en aquellas que he podido observar. Eso sí, mientras lo bancos se encuentra en ese lamentable e inservible estado, se instalaban nuevas macetas de adorno en las jardineras.

           Nota: https://elalminardemelilla.com/2013/11/20/nuevas-estampas-insolitas/