El evangelio de Tomás


 

         Ipsissima verba Iesu (las propias palabras de Jesús)

      Para evitar angustias innecesarias a todo aquel que lea este texto, diré que no me caben dudas de la existencia histórica de Jesús, el Cristo, pese a que muchos estudiosos pongan en duda incluso esto. Es verdad, como decía Isa, que soy un escrutador de los estudiosos de las fuentes bíblicas y de los de los evangelios. Leo todo lo que puedo, tanto a favor, como en contra. El alcance del Jesús de la Fe queda a demasiada distancia de mis pretensiones. Joseph Ratzinger, Papa Benedicto XVI, encuentra grandes dificultades y no puede aproximarse demasiado al Jesús histórico, pese a ser considerado como uno de los mayores estudiosos vivos. Las personas queremos resolver nuestra dudas, pero en muchos casos esto no es posible.

     Aparte de las cuestiones relacionadas con la redacción de los evangelios, las fuentes de los mismos, e incluso de la datación de los mismos, existe otra duda muy importante, y es la relacionada con cuáles son las propias palabras de Jesús, ipsissima verba Iesu, y cuáles son las que se le atribuyen. Los estudiosos coinciden en que apenas un grupo más o menos amplio de frases  le son atribuibles y originales, puesto que otras proceden de fuentes anteriores, sobre todo las bíblicas.

                      ¿Es el de Tomás el quinto evangelio?

      El evangelio de Tomás, que no debe ser confundido con el evangelio apócrifo de Tomás, se abre  de esta hechizante manera: (1) «Quién encuentre el sentido de estas palabras, no gustará de la muerte». (2) «El que busca no debe dejar de buscar hasta tanto que encuentre. Y cuando encuentre se estremecerá, y tras su estremecimiento se llenará de admiración y reinará sobre el universo».

        Estamos acostumbrado a los evangelios canónicos, aceptados por La Iglesia, con su estilo redaccional, y en principio nos resulta extraño un evangelio como el de Tomás, que se compone de 114 dichos sin trama argumental no contexto temporal o narrativo. Además, está la propia extrañeza que producen las frases, desnudas de todo adorno y sin relacionarse con contexto alguno, ya sea real o literario. Sin embargo, los estudiosos consultados sí coinciden en afirmar que podría tratarse de la mayor colección de frases del propio Jesús, pero al que la exégesis evangélica no se ha atrevido a relacionarlo con los evangelios conocidos y universalmente aceptados por los cristianos.

       Muchos de los pasajes y parábolas de Jesús, el Cristo, siguen resultando difíciles de comprender, incluso dentro del propio contexto redaccional evangélico, y además, existen discrepancias sobre la interpretación de algunas máximas, tras casi dos mil años de profundos estudios.

        Hay que tener en cuenta que Jesús murió en la cruz con la convicción de la inminente llegada o advenimiento del Reino de los Cielos, y han pasado ya dos mil años.  Lo que debemos concluir, es que si era el Hijo de Dios, ni siquiera Él conocía los planes del Padre, lo cual es lógico deducirlo, pese a que afirmó con contundencia que: «No he venido a abolir La Ley, sino a hacerla cumplir». El que se daría cuenta de todo esto, un siglo después, fue Pablo, el apóstol que no conoció a Cristo, y que situó la cosas en su justo punto: «sin la resurrección de Jesucristo, nuestra fe no valdría nada«. Es Pablo el que consiguió extender la universalidad del mensaje de Cristo, pero lo pudo hacer porque en cierto sentido estaba fuera o vino desde fuera.

         Eso sí, cuando escribo de todo esto, no estoy escribiendo en modo alguno sobre La Iglesia, ni a favor, ni siquiera en contra. Quién quiera entender, que entienda.  La frase de Tomás, el que no creyó hasta que vio, es colosal: «El que busca no debe dejar de buscar hasta tanto que encuentre».

      Nota: http://escrituras.tripod.com/Textos/EvTomasGn.htm

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Centro Cultural Federico García Lorca


 

        Hay que tener una vanidad desmedida o ser muy osado, para pensar que el propio nombre pueda  estar, no ya  a la altura, sino por encima del de Federico García Lorca.

         Acerca de la cuestión del cambio de nombre en la UNED de Melilla

       La UNED fue inaugurada en diciembre de 1986 bajo el mandato del alcalde socialista Gonzalo Hernández. Hasta ese momentos, las escasas aulas de la Universidad de Educación a Distancia se encontraban en la parte superior del edificio del Ayuntamiento, en donde hoy está el gabinete jurídico.  Hasta el año anterior, el edificio de la UNED albergaba el colegio de las monjas del Buen Consejo.

          Lorca es un icono cultural universal, no solo español, al que la derecha española siempre le ha mostrado una  gran inquina. El bárbaro asesinato de Federico García Lorca fue uno de los sucesos que más daño le hizo al franquismo, pues en 1936 ya era conocido en el mundo entero. Durante el gobierno de José María Aznar, se escenificó una supuesta reconciliación entre la derecha y Lorca, con la creación en Granada del Patronato que lleva su nombre. El 6 de junio de 1998, el entonces presidente Aznar dijo lo siguiente: «España hoy se llama Federico». La pretendida reconciliación de la derecha con Lorca no salió bien, y no mucho después aparecieron las tensiones con el Patronato que gestiona la memoria de Federico. Hoy por hoy, resulta imposible en Granada bautizar una calle con el nombre de Lorca.

                           El nombre del edificio de la UNED

         Tocar el nombre del universal poeta de Fuente Vaqueros es como organizar un incendio a la vista de todo el mundo y pretender que nadie se entere. El edifico de la UNED fue inaugurado con ese nombre.  Es verdad que en 1986 las cosas no se hacían como ahora y quizá el asiento del nombre no se encuentre en los archivos. Si esto es así, lo que procede es consolidarlo por un acuerdo de Pleno, pero nunca esgrimirlo como argucia para otorgar un nuevo nombre, el de Ramón Gavilán, al edifico de la UNED, que todos en Melilla saben que se llama Federico García Lorca. Es más, en la entrada principal de la calle Sor Alegría, siempre estuvo la placa que lo corroboraba, y que ha desaparecido de manera subrepticia tras el último remozado de la fachada.

         Ramón Gavilán Aragón, director de la UNED desde su creación, lejos de ser un personaje poco reconocido, tiene dedicadas varias placas en obras relacionadas con la consejería, anteriormente la concejalía, de Medio Ambiente, que es en la que ha ejercido su labor profesional, como funcionario del Ayuntamiento de nuestra ciudad. Es también cierta e indudable su relación con la Universidad a Distancia de Melilla, pero para vincular su nombre a la misma, están tanto el Aula 10, como el Salón de Actos. Esas serían las opciones más lógicas y que podrían estar a la altura de sus pretendidos merecimientos, pero nunca suplantar a Federico García Lorca en la totalidad del edificio. Es la opción que nos han aconsejado como más deseable, personas cercanas a los populares melillenses.

          Tanto el Partido Socialista como Coalición por Melilla nos han explicado las razones de su abstención en la Comisión de Cultura. La razón es solo estratégica, para pedir nueva documentación y demorar su presentación en el Pleno y dar tiempo también, para que los promotores de la propuesta recapaciten. Lo que se escapa  y nadie comprende, es cómo y por qué el núcleo duro del gobierno melillense, ha decidido un desafío de tal envergadura contra la memoria histórica de la ciudad. No se retira la estatua de Franco y ahora se pretende barrer de la ciudad el nombre de Lorca.

Nota: (1) http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.exe/hemeroteca/madrid/abc/1998/06/06/059.html.

             (2) http://www.andalucesdiario.es/ciudadanxs/el-pp-de-melilla-quiere-cambiar-a-federico-garcia-lorca-por-un-politico-imputado/

             (3) http://www.patronatogarcialorca.org/indice.php