El avión esperaba en la pista para el despegue, como tantas otras veces a lo largo de los últimos años, aunque cada vez menos, porque la frecuencia de vuelos entre Melilla y el mundo exterior sigue descendiendo. Cada vez es más difícil y más caro salir de la ciudad.
Hay hechos, acontecimientos que se repiten constantemente, como una puesta de Sol, la salida de la Luna, un rayo, el paso de un tren por un túnel, y no por ese dejan de fotografiarse. Siempre se buscar algo, un instante mágico o un efecto difícilmente repetible. Unas veces se buscan, otras simplemente se encuentran.
En una mañana espesa de levante y de niebla, el avión esperaba en la cabecera 15 la autorización para el despegue. Un rayo de luz se filtró por una abertura en las nubes alcanzando el fuselaje del avión. Un potente y resplandeciente reflejo, llevó la luz en una dirección diferente, creando un llamativo efecto lumínico, sobre el Cerro de Palma Santa o Loma del Viento.
No siempre es posible ver algo diferente en lo mismo, en aquello que sucede todos los días. La búsqueda del instante único, ese que no se repetirá más.
Fantástica fotografía, un momento mágico para un día oscuro.
«Buscad y encontraréis», se nos ha dicho.
Todavía conservamos la capacidad de ofrecer sorpresas.
Debe ser que tienes tú capacidad de sorprenderte, interés, curiosidad por todo, por eso puedes trasmitirlo.
El avión está ahí solo unos pocos segundos.
¡Bien visto! Hay que salir al mundo con «ojos de ver», como decía sabiamente un amigo periodista. Lo que importa es saber mirar, también lo decía Saint-Exupéry, un gran escritor y pionero de la aviación, por cierto, alguien a quien estos días tengo muy presente. Gracias por compartir tu sagaz mirada.