Vivienda deshabitada en la calle Vitoria
Son decenas las viviendas que pueden considerarse como «agujeros negros» en Melilla. No están en zonas inhóspitas y de difícil acceso, en cuyo caso ni siquiera serían usadas por los «sin techo», o por los menores deambulantes. Esta que traemos hoy al Alminar, está en la calle Vitoria del Barrio del Real, a escasos 50 mts. del paseo central del barrio, objeto de una de las mayores reformas que vieron los siglos.
Todo ha sido como levantar la alfombra y barrer debajo o hacia los lados. Solo se engaña quien quiere, o quien tiene un corifeo y una clac que aplaude tanto los presuntos éxitos, como los constantes errores. Hay demasiadas viviendas en la ciudad en las que llevar una vida oculta y oscura, y da igual que pasen 5 meses que un año. No hay autoridad competente que obligue a la propiedad, si es que existe, a cerrar la vivienda e impedir el acceso a la vivienda en estado de abandono.
Las primeras fotos están hechas en junio, las siguientes tres meses después, pero todo sigue igual. Ahora parece que están acumulando material combustible, bien para cocinar o para la chimenea, con el más que evidente peligro de incendio. Si algún día sucede algo así, entonces probarán la calidad de las reforma realizadas en el paseo de La Legión, en el que no puede girar los vehículos grandes de emergencias (Bomberos); y también comprobarán que los molestos maceteros metálicos, no solo disuaden el aparcamiento de los indeseables automóviles, sino que también impiden las maniobras de los vehículos de emergencias.
Los agujeros negros, los agujeros de miseria, aumentan en todo el mundo en cantidad y en extensión, a la vez que aumentan los gobiernos de derecha más radical, la que más aumenta la miseria, la más insolidaria con «los otros», países, diferentes, marginados; en los países que más presumen de civilizados (por democráticos), de tradición humanista, de religiosos, de cristianos.
Vivimos en una farsa, en una contradicción total.
También «vivimos en un sistema terrorista». Eso lo dice el Papa, y en eso no se le escucha.
En relación a lo que yo comentaba ayer. Hoy el teólogo José María Castillo en un artículo, «Creo en lo humano», se pregunta «¿Por qué la Iglesia tiene hoy tan poca presencia en España para poner solución – o aliviar al menos – tantos problemas humanos?».