Algunos, en su ficción, creen que con haber retirado los símbolos del yugo y las flechas, la doble aspa de los requetés, y el lema de Una, Grande y Libre, un monumento fascista deja de serlo. La ausencia de debate libre, la opinión domesticada, les hace creer que eso es asentimiento. Es más, llegaron a publicar una encuesta absurda en la que el 45% de los arquitectos de Melilla afirmaban estar a favor de mantenerlo. No se dieron cuenta que con ese titular estaban diciendo que más de la mitad o estaban en contra, o les daba igual su derribo. La carta en la manga de la supuesta autoría de Enrique Nieto ni si quiera se atreven a esgrimirla, porque ya hay cuatro ases sobre la mesa, y ese sería el falso. Hay una placa delatora que iguala las águilas. La del monumento, la de las banderas y la de a qué tipo de héroes rinde homenaje el monumento. Ahora ya sí hemos acabado enero.
Una encuesta absurda, con la que se quiere dar a entender que por el hecho de ser arquitecto se es objetivo para decidir sobre el destino de un monumento tan simbólico. ¡Como si los arquitectos no tuviesen ideología!