Menores en un fuerte de guerra
Se ha escrito ya muchos sobre los menores deambulantes y sin documentación en la ciudad de Melilla. Han muerto quemados en cuevas, han caído en las redes de explotación sexual. Han muerto estrellados en las rocas de Melilla La Vieja o se han ahogado en las aguas del puerto. También han sido protagonistas de incidentes violentos y de robos. Han herido a otras personas y también han sido heridos. Gracias a su colaboración, se descubrió el cadáver de Zineb Maanae, cuyo homicidio se ha sentenciado hace muy poco tiempo.
Se insiste poco en la idoneidad del lugar en el que están confinados, o por voluntad propia. Es un fuerte militar de guerra, concretamente de la conocida como Guerra de Margallo, la de demarcación de límites de la ciudad de Melilla. Es un lugar frío y húmedo en invierno, y caluroso hasta el extremo en verano. Es un lugar inhóspito. No resulta extraño que nadie quiera estar allí. Es un lugar en el que también se han denunciado abusos sexuales e incluso rituales exorcistas en el pasado.
Los informes de la asociación Harragas son demoledores. Estamos ante una emergencia social y de seguridad pública. Se gasta muchísimo dinero en un lugar no adecuado, sin un proyecto de futuro. Grupos de menores abandonados, que acaban haciéndose adultos, deambulan a diario por toda la ciudad, buscando cualquier cosa con que alimentarse, o solares y casas abandonadas en donde dormir o resguardarse de las inclemencias climatológicas. De menores no acompañados pasan a mendigos y ese es el ultimo escalón para cualquier cosa.
Ayer se acercaron a la ambulancia de emergencias sociales de Cruz Roja. No estaban inscritos en ningún registro de mendigos, de personas necesitadas o en emergencia social y no les pudieron ofrecer nada de desayuno. Nos hemos enterado de algo más. La ciudad que más gasta y malgasta el dinero en cualquier cosa, no tiene censados a los menores que pasan a adultos deambulantes en ningún registro para atenderlos en la calle.