Nos encontramos casi en el mismo escenario. Con los mismos escaños para la mayoría gobernante, que ha renovado su mandato y a la que obviamente hay que felicitar por su triunfo. Espero que esta renovación de los votos, de los escaños traigo consigo también una renovación de los modos y de las formas. Porque como ya he venido sosteniendo en las semanas anteriores, aunque se ganen las elecciones con el 58% de los votos, se gobierna para el 100% de los ciudadanos.
Connervar el mismo nº de escaños, 15, después de haber desplegado una maquinaria de poder tan abrumadora, con casi todos los medios de comunicación volcados en su favor, es indudablmente una victoria, pero que también admite algunos matices y algunas lecturas que habrá que tener en cuenta.
Se ha intentado hacer desaparecer al adversario político, pero éste sigue ahí y con el mismo nº de escaños, bien es verdad que muy renovado. Todo debe cambiar. Debe cambiar el gobierno y debe hacerlo profundamente, no sólo en nombres sino también en las formas. La oposición ya ha cambiado en cuanto a nombres y debe desterrar también algunas prácticas que al final le han acabado pasando factura.
Me alegro profundamente también del colapso de algunas aventuras políticas, que afortunadamente para Melilla, han quedado disueltas en la nada. Tiempo habrá para hablar de todo.


