http://www.melillense.net/noticias/diario/200510/20051029_convenios.html
Una vieja tentación que no cesa
El dirigismo informativo es una acertada expresión, acuñada por alguien que fue el penúltimo director de El Telegrama de Melilla, como periódico de la cadena de la Prensa del Movimiento, Juan Sánchez Rada, al que localicé por casualidad en la red y que me ha enviado el libro que publicó contando su experiencia como director del Telegrama (http://www.juanrada.com).
«El dirigismo informativo» sería pues la tentación de controlar toda la información emitida en etapas democráticas, porque en las dictaduras habría que hablar abiertamente de censura.
Cuenta Sánchez Rada en las páginas de su libro, aparte de los mil negocios que se hicieron con la liquidación y venta de los Medios de Comunicación Social del Estado o prensa del Movimiento, que en Melilla : «Los dirigentes de UCD (Unión de Centro Democrático), se acercaban cada noche a la redacción de El Telegrama, para decidir qué debía salir y qué no, al día siguiente».
Una situación de dirigismo informartivo desarma moralmente a una sociedad, la quiebra en la esencia misma de La democracia, que es la crítica al Poder y éste, al no escuchar la mas leve voz discrepante, se acaba tragando y creyendo su propio cuento propagandístico, se acaba haciendo hermético y tomando al «discrepante», si es que alguno consigue hacerse oír, como enemigo y desafecto al «régimen imperante».
Se ha quejado en estos días La Asociación de La Prensa de Melilla, de los ataques personales a periodistas en las redes sociales y sólo hay que darles la razón en eso, en que no están justificados los ataques personales, pero no sólo a los periodistas, sino a cualquier persona.
Primero hay que decir que la gente ha recurrido a las redes sociales, porque en la prensa ha sido imposible publicar cualquier voz disonante, es más, hay cosas o actos políticos que ni siquiera se han cubierto y si se ha hecho, ha sido de una manera totalmente deformada. Desde la prensa, se ha atacado a personas físicas desde pseudónimos, algo que impide la deontología profesional. Hay muchos aspectos sobre los que se debería reflexionar.
Uno es el de «la omnipresencia», que ha sido condenada en Italia por la Junta Electoral, porque entendía que esa omnipresencia de Berlusconi en los canales públicos y en los subvencionados, vulneraba el derecho de » la igualdad de condiciones» para concurrir a una cita electoral. Es verdad que no se puede generalizar y que no todo ha sido lo mismo, pero hay algunos casos demasiados flagrantes y que a la larga pasarán factura. Está claro que estas subvenciones, convenios publicitarios han traído como consecuencia la anulación de cualquier crítica al Gobierno Local y el retroceso de la Libertad de Expresión.
Los ataques personales que han recibido personas públicas como Ignacio Velázquez o Mustafa Aberchán, por el simple hecho de presentarse a unas elecciones, han sido estremecedores, llegándose a incluir aspectos personales y profesionales, en esas críticas, sostenidas incluso desde líneas editoriales y ante eso no ha habido ni hay defensa posible. No todo vale, ni siquiera para ganar unas elecciones y casi no tengo dudas con respecto a quien empezó el primero, a incluir el campo personal, dentro del objetivo político.