No lo digo por el cartel del PP agradeciendo a Melilla, o a la ciudadanía que les ha votado, pero sirve como ilustración de este comentario. Las elecciones se celebraron el pasado domingo y hay mucho que decir sobre ellas y va a haber que decir algunas cosas, pero esas amenazas constantes con querellarse contra todo el mundo, por parte del Gobierno Local, sugieren lo mismo que critican a sus adversarios. Si unos no saben perder o aceptar su derrota , está claro que otros no saben ganar o administrar su victoria.
Si ha habido excesos verbales o incluso injurias, entonces que las resuelvan los aludidos, pero que no se amedrente a la ciudadanía con que se van a hacer listas para hacer pasar por «la taquilla judicial» a todos los críticos. Que un componente de la lista del PSOE, Martín Alonso, injurió al Vicepresidnete Marín y ahora resulta condenado, pues enhorabuena al segundo y tirón de orejas judicial al primero. Sin embargo, esa sensación de caza de brujas, es tétrica y lamentable. No coger el teléfono al adversario político, al único que llama, aunque sea por cortesía, el no querer negociar la representación compartida en La Asamblea, el decir que «no les va a salir bien porque los cargos no serán ya retribuidos, etc, suena, huele a un revanchismo fuera de lugar.
Si se van a estudiar denuncias contra quienes hayan sobrepasado los límites de la libertad de expresión, perfecto, están en su derecho, pero anunciado así y desde el Poder, suena de otra manera, más bien a «las proscripciones de Sila». Hay gente borrando comentarios críticos de Facebook ( yo afortunadamente no he caído en el contagio de sacarme cuenta alguna), y eso ya me parece excesivo.
Necesitamos cuanto antes pasar página, recomponer las relaciones personales, generosidad con el vencido, y preocuparse por Melilla. Hace falta un cambio profundo de actitudes y de personas o de actitudes personales.