El Carnaval de Melilla


 

La carroza del diablo

                       Toda Melilla es Carnaval, en donde los y las mejores comparsas dan ruedas de prensas diarias, abundantemente reflejadas en los medios de propaganda de la ciudad. La propaganda es infinita y densa, y la información real emitida es absolutamente escasa. Con los datos ofrecidos es imposible saber si el Carnaval de Melilla está remontando, se mantiene, o está absolutamente caído. La gente que se dio cita en la avenida y calles adyacentes en la fría y desangelada tarde del 9 de febrero, no era ni la tercera parte de la que presenció la cabalgata de los Reyes Magos. No había aglomeraciones, ni tumultos, y se podía deambular de un lado a otro sin problemas. La Cabalgata resultó digna, pero sin más. La participación ciudadana en el desfile es cada vez más escasa y las asociaciones de vecinos son cada vez menos visibles. El Carnaval melillense fue en tiempos no muy lejanos más relevante.

           El que se haya hecho participar como figurantes a los equipos de «Danza Artística» y de La Escuela de Danza, indica que no han estado muy sobrados de participación, sin embargo, las jóvenes de ambos grupos ofrecieron conjuntos visuales muy agradables y con representaciones  estéticas de gran calidad. La labor de estos grupos y la carroza del diablo, llenaron de color la fría tarde de febrero. Los disfraces individuales, los de parejas, los infantiles y los de grupo, muestran que el espíritu del carnaval sigue en pie, pese a gestiones que se puede calificar de deficientes.

Un comentario en “El Carnaval de Melilla

Acostúmbrate a sufrir con paciencia las contrariedades, a escuchar en silencio lo que desagrada, a estar sosegado entre los turbulentos y a permanecer tranquilo entre el estrépito del mundo.

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