El Carnaval de Melilla


 

La carroza del diablo

                       Toda Melilla es Carnaval, en donde los y las mejores comparsas dan ruedas de prensas diarias, abundantemente reflejadas en los medios de propaganda de la ciudad. La propaganda es infinita y densa, y la información real emitida es absolutamente escasa. Con los datos ofrecidos es imposible saber si el Carnaval de Melilla está remontando, se mantiene, o está absolutamente caído. La gente que se dio cita en la avenida y calles adyacentes en la fría y desangelada tarde del 9 de febrero, no era ni la tercera parte de la que presenció la cabalgata de los Reyes Magos. No había aglomeraciones, ni tumultos, y se podía deambular de un lado a otro sin problemas. La Cabalgata resultó digna, pero sin más. La participación ciudadana en el desfile es cada vez más escasa y las asociaciones de vecinos son cada vez menos visibles. El Carnaval melillense fue en tiempos no muy lejanos más relevante.

           El que se haya hecho participar como figurantes a los equipos de «Danza Artística» y de La Escuela de Danza, indica que no han estado muy sobrados de participación, sin embargo, las jóvenes de ambos grupos ofrecieron conjuntos visuales muy agradables y con representaciones  estéticas de gran calidad. La labor de estos grupos y la carroza del diablo, llenaron de color la fría tarde de febrero. Los disfraces individuales, los de parejas, los infantiles y los de grupo, muestran que el espíritu del carnaval sigue en pie, pese a gestiones que se puede calificar de deficientes.

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Los puentes de Melilla


                        El nombre de los puentes en Melilla

          El territorio de la ciudad de Melilla está dividido por el cauce del Río de Oro, y también el de otros ríos, tan históricos como el mencionado, el arroyo Mezquita y el de Farhana. Todos esos cauces y la abundancia de agua hicieron de «las tierras circundantes» un entorno habitable y fértil.

           A partir del Tratado de Ampliación de Límites de la ciudad en 1860, se inició la desviación y encauzamiento del Río de Oro (1872), así como la correspondiente construcción de puentes para comunicar las dos partes en las que había quedado dividido el nuevo territorio melillense. La mayor parte de los puentes se construyeron en esa época y en la etapa de Protectorado Español. El franquismo, tan dado a la construcción de pantanos y esperpénticos monumentos auto conmemorativos, nos dejó secos en lo que a la construcción de nuevos puentes se refiere. En realidad, el régimen franquista no tendió puentes con nadie, sino todo lo contrario.

              Hubo que esperar a La Democracia para ver en nuestra ciudad la construcción de nuevos puentes, como el del Paseo Marítimo, el nuevo del Tesorillo, y el que comunica la carretera de Hidúm con la barriada de La Constitución.

                             Confusión en la denominación de los puentes

           Una de las características de los puentes de Melilla, que han sufrido grandes transformaciones desde su inauguración (algunos ya no existen), es la confusión en cuanto a su nombre. Cada uno los denomina como quiere, y no es infrecuente ver fotografías de un mismo puente, denominado de maneras distintas. El único intento serio por catalogar el nombre y la historia de los puentes melillenses, se llevó a cabo por parte de la Asociación de Estudios Melillenses, en el callejero ilustrado que editó el Ayuntamiento en 1997. Es usual seguir denominando como puente «de los alemanes», a un puente que jamás se ha llamado así, y que es el del Ferrocarril o de La Minas del Rif, junto a los edificios del Centro Asistencial, y que une los dos tramos de la calle Alcalde Antonio Díez.

                             Obras en el puente del General Marina

             El lunes 11 de febrero se cerrará al tráfico el puente del general Marina, que sin embargo es más conocido como el puente de «Triana», aunque jamás se ha llamado así. Existía en este punto, un puente llamado de la Reina Victoria, que por su posición fotográfica, coincide con el del General Marina. No sé si este último sustituyó al anterior, o se trata de un puente desaparecido.