- Hojas de otoño
- Otoño, Mercedes Delgado
- Colores otoñales
- Parque Hernández
- Semillas caídas
¡Quien cría una viña, con ella se encariña, como si criara una niña!
Si mayo y agosto son meses de higueras y de sus frutos (brevas e higos), septiembre es mes de viñas y de uvas, eso sí, solo en el hemisferio norte del planeta.
Me gusta el otoño y sus colores, es una estación climatológica que tiene un gran encanto, porque conserva parte del verano y también y tiene algo del invierno, además de su propia especificidad. A mi tía Mercedes, pintora aficionada, le gustaba especialmente este tiempo, porque produce colores específicos. Los tonos dorados, cobrizos y anaranjados del otoño son difícilmente igualables. El invierno y el verano son estaciones con colores muy definidos y homogéneos, y de la primavera se suele decir que es muy traicionera. Cada uno tiene sus gustos. Hay días de playa en septiembre o en octubre, que no tienen comparación posible con otros de la etapa estival. En el campo sucede lo mismo, porque uno todavía se siente arropado por el calor, pero sin el agobio de los días veraniegos. Esa es la sensación y la protección que se busca, la que se sabe que está cerca y arropa, qwe incluso nos rodea, pero que nos permite movernos en libertad y no nos hace sentirnos vigilados.
Mi tía Mercedes Delgado lograba sacar los colores propios de la estación, y conseguía matices muy nítidos y variados. Era, sobre todo, una pintora paisajista. Ya he contado que este año, es el primero en el que ya me encuentro sin ninguna de mis tres tías, las que me han acompañado a lo largo de toda mi vida. He escrito sobre ellas y El Escorial, que es en donde tenían su casa y lugar de reposo. Este otoño es especialmente diferente en ese sentido.
El otoño es una estación con mucho contenido filosófico, poético y también propicia para las parábolas y las semejanzas. Es por eso que me gusta y la traigo hasta aquí, algo que creo que no había hecho hasta ahora.
La inminencia del otoño ya empieza a producir bellas imágenes en nuestra ciudad. Los diferentes tipos de ficus (hay 900), algunos son caducifolios, y los ejemplares de otras especies arbóreas, de hoja caduca, se desprenden de hojas, semillas y frutos en toda la ciudad. En los parques y con el suelo de tierra conforman un lecho natural, pero los que están instalados sobre aceras y calles, crean una aparente sensación de suciedad, que no es real, pero que mancha mucho el suelo.
Otoño en Melilla.
Por estas fechas de hace veinticinco años, yo no imaginaba que mi vida hubiese cambiado tanto. Pero a veces el destino, caprichoso, se las arregla de tal modo que da un giro y nada vuelve a ser como antes. El otoño también es especial para mí, por diversas razones. Era una mañana de otoño la primera vez que llegué a Melilla, domingo caluroso y solitario. Lo que más me sorprendió fue que quise dar un paseo para conocer el centro y allí no había nadie. Comercios cerrados, ni tráfico, ni gente paseando, nada. Me invadió una profunda tristeza y me sentí sola y sin rumbo en una ciudad desconocida. Pero aquello duró solo aquel domingo. El otoño en la ciudad transcurrió de modo agradable, con paseos por la Avenida, plaza de España, el Parque Hernandez, Reyes Católicos… conocí la ciudad a pie, que es practicamente lo que hice durante todo el tiempo que estuve allí viviendo. Melilla, me dió recuerdos imborrables de mi vida y en poco tiempo me ví rodeada de amigos y gente que me ayudó a descubrir la ciudad y a facilitarme la estancia. Vivir en Melilla fue algo maravilloso que cambió todo, por ello lamento todas estas cosas que ocurren ahora en la ciudad, por muy moderna que la hayan dejado.
Me alegro que hayas escrito sobre el otoño de la ciudad, tan presente en mi memoria.
¡ Vaya con el otoño y sus analogías !. Lo que está sucediendo me recuerda a «El otoño del patriarca!. Muy buena entrada, que sin pretenderlo, ha coincidido con la caída de algunas hojas, y la poda de algunos árboles, que jamás pensaron ver caer algunas de sus ramas.
Para mí el otoño es la estación preferida. La vivo con la esperanza y la ilusión de un comienzo de ciclo, más que a principios de año. Serán reminiscencias escolares.
Una bonita entrada para seguir soñando.
El uno de enero solo es una convención. Para cada persona el ciclo vital se renueva en un periodo distinto. En mi caso es el otoño el que marca mi ciclo de renovación y nuevos propósitos. A lo largo de una vida las estaciones y los meses se van cargando de acontecimientos que hacen que determinadas épocas cobren más importancia que otras. Me alegro de que te haya gustado la entrada. Los sueños no deben perderse nunca, aunque la realidad se encargue de laminarlos.
La travesía de la realidad es dura, aunque siempre se encuentran pequeños fondeaderos en los que recalar y descansar. No se puede vivir tampoco solo de sueños.
Cada cual se apaña como puede.
La realidad es también la que escogemos. Yo la acepto tal cual es. Hay una parte que es decisión propia y voluntaria. Eso tampoco puede olvidarse, ni negarse, ni darle la espalda.
Yo también acepto la realidad. Hay que vivir con lo que se tiene y con lo que se es, pero eso no quita para que mantenga la ilusión de que se encuentre alguna forma de que cambien muchas cosas, aunque por el momento parece que todo empeora.