- Jericó, Monte de Las Tentaciones
- La alternativa
Todavía le llevó el diablo a un monte altísimo y le mostró todos los reinos del mundo con su gloria, diciéndole: Te daré todo esto si te postras y me rindes homenaje. Entonces le replicó Jesús: Vete, Satanás, porque está escrito: < Al Señor tu Dios rendirás homenaje y solo a él le prestarás servicio> Mateo 3, 8-11. Lucas añadirá: acabadas todas las tentaciones, el diablo se alejó de él por un tiempo.
La razón de todo lo que vemos es la política, pero detrás del poder político está el poder económico, y quien detenta el poder económico, tiene el poder político. Esto es análisis marxista de abecedario. Nada hay más turbador que un rico desplegando toda la magnificencia de su dinero y todo el poder que lleva aparejado. Esta es la clave de casi todo y casi nadie resiste a esto, aunque es posible y debe hacerse. La razón de la caída de la clase política, e incluso de los gentiles en el terreno de la codicia, es que los ricos desplegaron su magnificencia ante las gentes comunes y la mayoría sucumbieron a esa tentación. Hoy la clase política está desacreditada, el pueblo empobrecido y los ricos lo siguen siendo y cada vez más.
Vemos luchas políticas ante nuestros ojos, pero debajo de todo subyacen las luchas de los poderes económicos por abrirse paso, por reclamar su tiempo, o por desbancar al otro grupo, al grupo rival. Los que siempre han detentado el poder económico no aceptan de buen grado que surjan nuevas clases económicas que pueda desbancarles, o restarles parte de su influencia acumulada durante siglos. Las élites económicas, al igual que la nobleza, desdeñan a los nuevos ricos o a la nobleza sobrevenida. Detrás de todo está el poder económico y la influencia. Aquí no hay buenos, pero sí malos. Los códigos imperantes en este mundo son otros. El dinero no conoce amigos.
El poder corruptor del dinero
Es inmenso el poder corruptor del dinero. En esto la Iglesia sabe más que nadie, por eso recomienda no intentar «convertir al diablo». Lo único posible es cuidar de no exponerse nunca a su malévola influencia. He visto el abismo frente al que se encuentra Melilla, y hoy, por primera vez, he sentido miedo. En el Monte de Las Tentaciones se está solo, dicen también ellos. No suele haber testigos del rechazo, pero sí de la caída.
Deferencia con el rico e indiferencia con el pobre
Si atendéis al del traje flamante y le decís: Tú siéntate aquí cómodo, y le decís al pobretón: Tú quédate de pie o siéntate aquí, junto a mi estrado; ¿no habréis hecho discriminaciones entre vosotros?. ¿No son los ricos los que os oprimen y ellos los que os arrastran a los tribunales?, ¿no son ellos los que ultrajan el nombre ilustre que os impusieron?. Carta de Santiago 2, 3-8
Nota:
http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Monasterio_de_la_Tentaci%C3%B3n,_Jeric%C3%B3.jpg