La imagen del otoño en Melilla


                                             El plátano de sombra

En días pasados escribí sobre la inminente llegada del otoño a nuestra ciudad, y mostraba  una de las pocas imágenes de hojas caducas en Melilla, concretamente  algunos tipos de ficus. La mayor parte de la flora arbórea de la ciudad pertenece a especies de hoja perenne,  y fue plantada no se sabe con qué criterios botánicos. Se desdeñaron muchas especies autóctonas y se plantaron otras, como los ficus, pinos carrascos  y los destructivos y terroríficos eucaliptos, que nada tienen que ver con la botánica del entorno. Hoy por hoy, es casi imposible saber cual era la flora autóctona a la llegada de los castellanos en 1497.  Las necesidades defensivas primero y las expansivas después, llevaron a la deforestación del perímetro melillense. Melilla se llenó de parques con flora tropical del mundo entero, pero muy poca de la zona. No sabemos el criterio botánico, pero si imaginamos la motivación ideológica que subyace detrás de todo. En cualquier caso, tampoco quería escribir de esto.

En aquella entrada se anunciaba la llegada del otoño, y la dificultad para buscar imágenes apropiadas.  La búsqueda constante, produce a veces hallazgos casuales, como la de este «plátano de sombra» o «de paseo», que nos ha proporcionado la auténtica imagen del otoño melillense, y de su limitado esplendor. Parece ser que fue muy común en la ciudad en otras décadas, hasta que los árboles tropicales  y sus efímeros coloridos,  anegaron todo e impusieron su hegemonía. Hoy ya es el único árbol de esta especie que queda en Melilla, en donde hay más flora australiana que rifeña o autóctona.

Nota: para más detalles resulta imprescindible el libro Paseos botánicos por la ciudad de Melilla, de Juan Antonio González y Carmen Enrique. Es muy crítico con la implantación de determinadas especies, sobre todo tropicales, en la ciudad.

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La torre vencida


Cuando alguno o alguna presume por encima de lo normal y de sus cualidades, siempre decimos cuando se marcha aquello de: torres más altas han caído, aunque puedan pasar varios años antes de verlo/a estrellarse contra el suelo, o incluso no suceda nunca. Esta torre, antigua garita de vigilancia del cuartel de Intendencia, está apuntalada y al borde del derrumbe desde hace un año. Se encuentra en la calle Ceuta. Es muy pesada, por lo que puede ser vencida por la gravedad en pocos meses, o en la primera época de lluvias. Si no fuese por los puntales ya estaría en el suelo y es esto lo que no resulta comprensible. Nunca va a ser arreglada, ahí ya nadie vigila, entonces, ¿porqué no se la derrumba y se evita el peligro para los ciudadanos?. Es una masa o mazacote muy voluminoso de mampostería y cemento. El volumen de escombros que desalojaría en un eventual y probable desmoronamiento sería considerable y potencialmente peligroso. En el barrio del Real se cruzan apuestas sobre cuándo se vendrá abajo. Algunos creen que solo se espera a que se hunda y evitar así los gastos de la demolición. Otros piensan que se vendrá abajo apenas un mes antes de que se encuentre asignado el presupuesto para su reparación. La torre en ruinas está muy cerca de un parque infantil y en una calle de mucho tránsito, tanto peatonal como rodado. La ciudad se cae por todos lados, se desmorona, en todos los sentidos de la palabra.