Octubre


A veces es simplemente imposible dar un solo pasa más, y hay que saber reconocer ese instante. Lo que se ha hecho, dicho y escrito,  permanecerá y seguirá ahí para seguir siendo consultado. Hay cosas que no deben cambiar, para que sirvan de guía. A veces es necesario detenerse para pensar. «No hay mayor placer que ver el trigo crecer»,  dice el refrán y otro añade: «siembra cebada en barbecho aunque esté mal hecho». Octubre es época de siembra, y eso es lo que hay que hacer. Parar, detenerse en el momento justo es algo muy difícil, de ello escribíamos hace no mucho en una entrada que titulamos como «retirarse a tiempo», y más en un momento en el que se mantiene un éxito aparente, una influencia evidente y un número de visitas muy elevado y regular. La física enseña que ningún ser viviente, o no viviente, escapa a sus leyes. Todo vale para todos, incluso para uno mismo. En mayo de 2012 (*) también nos hacíamos esta reflexión, la de la necesidad de detenerse, aunque sea por un tiempo indeterminado. Es una constante del Alminar y lo seguirá siendo. Esta situación se ha producido en más ocasiones, no es pues la primera ni tampoco será la última.  Es también una constante en las andanzas de Don Quijote, hasta que se retira de modo definitivo, obligado por una derrota en las playas de Barcelona. No es ese nuestro caso, nadie nos ha vencido en playa alguna ni nos han impuesto una retirada.

Es todo más sencillo. Hay algo pendiente que debo llevar a cabo y que está esperando desde hace dos años. Debo dedicarle todo el tiempo disponible, que no es mucho. El mundo, cualquier cosa, todo, seguirá existiendo sin nosotros y regresaremos, y los mismos problemas seguirán acechándonos, y las mismas preguntas seguirán esperando alguna respuesta. Hay también un cansancio que impide llegar más allá. La mente se agota e impide ver claro. Como dijo Wittgenstein: la única forma de vencer al mundo, es alejándose de él; aunque sea solo por un determinado tiempo, aunque sea imposible alejarse de él. Hay que buscar otra frecuencia, volver a sintonizar con el espíritu porque su soplo es muy tenue. A veces la señal es esa, que no la hay, porque si buscamos hormigas imaginándolas como elefantes, nunca encontraremos hormigas. Por ahora, el tiempo se ha cumplido.

PD:  Juan era la lámpara que ardía y brillaba, y vosotros quisisteis gozar un instante de su luz. Juan 5, 35-36

Nota: (*)  https://elalminardemelilla.com/?s=la+segunda+salida

Anuncio publicitario